Lo publicado hoy en El País sobre el escritor andaluz Chaves Nogales (1897-1944) y la edición de La agonía de Francia (Libros del Asteroide, 2010), con prólogo de Xavier Pericay, me recuerda una entrada aquí hace poco más de un año, y la atmósfera de aquello. Me llamó la atención que no se mencionase a Maribel Cintas Guillén, que tanto ha trabajado en la difusión de la figura y las obras del escritor, aunque no siempre que se hable, y menos si se trata de una crónica periodística, hay que mencionar a dicha profesora. Bien. Pero hoy, cuando se subraya el interés de rescatar un libro olvidado en España desde su publicación en Uruguay en 1941, se dice que "hasta que se incluyó en unas obras completas de la Junta de Andalucía". Sin más. Es raro. Que el lector juzgue si lee aquello que puse, con sus enlaces.
La lectura del periódico hoy me ha recordado que no acusé recibo, al menos desde aquí, del envío de otra aportación —ésta con su clave doméstica y cercana, con Emilia, Valentín...— de Mª Isabel Cintas y de la que tenía tomadas mis notas: su libro Alájar, alhaja. Biografía de Antonio Alonso Vital, teósofo y masón sevillano (1891-1984), publicado el pasado año por el Patronato del Real Alcázar del Ayuntamiento de Sevilla y el Aula para la Recuperación de la Memoria Histórica. Sin más datos, yo creo que el libro nace de una casa, de la que habitó alguien que pensó, que sufrió el exilio, alguien con una vida digna de ser reconstruida a partir de un archivo conservado con mimo por personas con sensibilidad. Me ha interesado también la forma elegida por la autora para tejer el relato de esta vida sencilla, asumiendo las voces que ponen en orden los documentos, los papeles; me ha interesado la libertad con que está escrito, nacida, a mi modo de ver, de un aire familiar. No sé.
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