Francisco Lafarga y Luis Pegenaute, de las Universidades de Barcelona y Pompeu Fabra, respectivamente, llevaban años empeñados en este proyecto que acaba de ver la luz, el Diccionario histórico de la traducción en España (Madrid, Editorial Gredos, 2009). Es un volumen de 1.192 páginas, con más de 850 entradas y con casi cuatrocientos redactores, que resulta utilísimo complemento a la también coordinada por ambos profesores Historia de la traducción en España (Salamanca, Ambos Mundos, 2004).
En obras de estas características hay dos modos de lectura que devienen en sendas sensaciones de signo opuesto, o, al menos, distinto. Por un lado, la lectura panorámica, de consulta, en la que el lector tiene una cantidad de información que, lógicamente, colma sus expectativas. Por ejemplo, cuándo y cómo ha sido traducido Charles Dickens desde mediados del siglo XIX, o cuál es el grado de la traducción de las literaturas serbia, croata, bosnia, macedonia y eslovena en España. Una segunda manera puede ir más al detalle y echar en falta a traductores como Mario Merlino, Ángel Campos Pámpano o Eloísa Álvarez para el ámbito de la literatura en portugués, o como Jordi Doce, Esteban Pujals Gesalí o Antonio Rivero Taravillo para el de la literatura inglesa; o reparar en la justificación de que una de las redactoras, para el caso de las traducciones del italiano o de autores como Leopardi o Manzoni, podría perfectamente tener entrada propia como traductora. Me refiero a Mª Nieves Muñiz, que escribe también sobre Ariosto y D'Annunzio.
Aunque esta última sea una lectura más impertinente, yo la recomiendo; pues es con la que más se aprende. Y depara, además, curiosidades. Por ejemplo, si puede llegar a ser lógico que en autores como el vicario Bernal Boyl o el catalán Amancio Peratoner y Almirall se desconozcan datos como los lugares y fechas de nacimiento y muerte, el primero del siglo XV, el segundo de finales del XIX; resulta curioso que sobre un buen traductor vivo de Maupassant y de Proust, y de tantos otros, es decir, sobre Mauro Armiño (Fernández Alonso de Armiño) no se sepan dar ni el lugar ni la fecha de nacimiento. En definitiva, esta segunda lectura es la que permite avalorar la calidad de un trabajo colectivo de tanta magnitud como este Diccionario histórico de la traducción en España, en el que se aprecia el buen hacer de la veintena de especialistas que han sido los responsables de secciones, atendiendo a épocas o a los diferentes ámbitos lingüísticos.
domingo, febrero 28, 2010
Una errata y una canción
La errata es la puta del iceberg. Por un quítame allá una tecla sale la meretriz de los hielos sin quererlo. Lo mismo que salió con los pelos de puta la que sólo quería expresar el terror cotidiano.
La canción es The River, de Bruce Springsteen. Soberbia. Pongo aquí un directo con Sting.
martes, febrero 23, 2010
Pilar Adón en el Aula José María Valverde
Pasado mañana, jueves 25, interviene en el Aula "José María Valverde" de Cáceres la escritora Pilar Adón (Madrid, 1971). Poco después del mediodía tendrá un encuentro con estudiantes en el Instituto de E. S. "Ágora" y por la noche, a las ocho y cuarto, en el salón de actos del Palacio de la Isla, para el público interesado. He leído poco de Pilar Adón. Algún cuento. Salvo mi repaso por el cuadernillo editado para la ocasión, lo último que he leído de esta autora es su colaboración en el libro En las ciudades, que el pasado año editó el Festival Solidario de Cine Español de Cáceres y la Asociación Re Bross en su colección "Versión Original", en coedición con Notorius Ediciones de Madrid. La imagen de cubierta es el cuadro del Edificio Capitol de Damián Flores, las fotografías son de Hilario J. Rodríguez y hay textos de Juan Bonilla, de Eduardo Jordá, de José Luis García Martín, de Care Santos, de Manuel Hidalgo, Lorenzo Silva, Cristina Grande, Nuria Vidal, entre otros. El de Pilar Adón es una sugerente sobreimpresión literaria a partir de la película La caja china (1997) de Wayne Wang, con Jeremy Irons, que sale en el cuento.
Jueves, 25 de febrero. Aula literaria "José María Valverde", Cáceres.
domingo, febrero 21, 2010
Dos momentos con Javier Cercas
La cafetería del Hotel Casa Don Fernando, en la Plaza Mayor de Cáceres, es un buen rincón para tomar el aperitivo los domingos y leer algo de lo mucho que trae la prensa. Allí, el primer momento con Javier Cercas ha sido la lectura en El País Semanal de su artículo sobre Sergio Beser, su profesor, su maestro, alguien, como dice el escritor, que "en una época en que la gente escribe infinitamente más de lo que sabe, […] sabía infinitamente más de lo que escribía". El segundo momento, más prolongado, la conversación que ha mantenido con Cercas Manuel Ventero en su apacible programa Siluetas, de Radio Nacional de España. Los temas de la conversación, en este orden, el 23-F y su libro Anatomía de un instante (Barcelona, Mondadori, 2009). En ese orden. Resulta inevitable. Las dos obras más famosas de Javier Cercas han concitado más interés por los asuntos históricos elegidos por el escritor que por sus indudables hallazgos artísticos, sus propuestas de indagación sobre los límites genéricos o su intensidad narrativa.
jueves, febrero 18, 2010
De García de la Huerta; nuevamente, lamentablemente
Hace poco escribí aquí unas líneas sobre el nuevo portal dedicado al dramaturgo dieciochesco Vicente García de la Huerta en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Después de aquello, y de mis visitas para consultar sus materiales, me percaté de algo que me ha resultado especialmente enojoso: la republicación en esa Biblioteca Virtual de un artículo de Margarita Santos Zas aparecido en el volumen LXXXIV de 2008 del Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo (págs. 187-208) bajo el título "Lisi desdeñosa, comedia inédita de García de la Huerta: datos para una hipótesis".
La hipótesis de la profesora de la Universidad de Santiago de Compostela Margarita Santos Zas sobre esa comedia pastoril de Huerta es que es anterior a la fecha que dio otro estudioso del autor, Juan Antonio Ríos Carratalá, y que, al contrario de lo que sostenía este crítico, los versos de la comedia fueron luego aprovechados por el escritor de Zafra para publicarlos como poemas sueltos en las dos ediciones de sus Poesías.
Desde luego, no es frecuente que uno se enoje cuando alguien le da la razón. Sin embargo, éste es mi caso. Me enoja que la autora de ese artículo desconozca mis trabajos sobre García de la Huerta que, hace más de dieciséis años, difundieron que la comedia pastoril de este autor era anterior a 1765 y que poemas como Relación pastoral, Relación amorosa, Idilio pastoral o el soneto Ponderación justa de un amor verdadero... y otros, eran reelaboraciones de los versos de la comedia, de la que fueron extraídos para ser publicados en sus libros de poemas.
Cuando tuve conocimiento de la publicación de ese artículo, me puse en contacto con la autora, quien me dijo que tendría en cuenta (!) mis trabajos para su futura edición de la comedia pastoril de García de la Huerta. Sin embargo, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes se mantiene tal cual, sin ninguna enmienda ni adición, el artículo publicado en el Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo. Por esto, a través de Juan Antonio Ríos, coordinador de la página dedicada a Huerta, he enviado a la BVMC una nota sobre este mismo asunto. Simplemente, para que se conozca que lo que la profesora Margarita Santos Zas plantea como una hipótesis fue ya publicada como una tesis suficientemente sólida y contrastada en mi libro La poesía de Vicente García de la Huerta (Cáceres, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura-Anejos del Anuario de Estudios Filológicos, 10), 1993) y en mi edición crítica de Vicente García de la Huerta, Poesías, Mérida, Editora Regional de Extremadura (Serie Rescate, 14), 1997.
Y es que, como me dice mi buen amigo Pedro Álvarez de Miranda, hay que lamentar que el crecimiento de la bibliografía y de las facilidades para su acceso haya traído consigo una alarmante relajación de un principio que siempre fue sagrado; a saber, la necesaria exhaustividad en el conocimiento de lo que está directamente relacionado con el asunto que uno aborda. Un principio cuyo conculcamiento, si era flagrante, acarreaba al infractor la más severa reprobación por parte de sus colegas, además de la del autor damnificado por el olvido, que soy yo.
Qué cosas pasan, ay.
La hipótesis de la profesora de la Universidad de Santiago de Compostela Margarita Santos Zas sobre esa comedia pastoril de Huerta es que es anterior a la fecha que dio otro estudioso del autor, Juan Antonio Ríos Carratalá, y que, al contrario de lo que sostenía este crítico, los versos de la comedia fueron luego aprovechados por el escritor de Zafra para publicarlos como poemas sueltos en las dos ediciones de sus Poesías.
Desde luego, no es frecuente que uno se enoje cuando alguien le da la razón. Sin embargo, éste es mi caso. Me enoja que la autora de ese artículo desconozca mis trabajos sobre García de la Huerta que, hace más de dieciséis años, difundieron que la comedia pastoril de este autor era anterior a 1765 y que poemas como Relación pastoral, Relación amorosa, Idilio pastoral o el soneto Ponderación justa de un amor verdadero... y otros, eran reelaboraciones de los versos de la comedia, de la que fueron extraídos para ser publicados en sus libros de poemas.
Cuando tuve conocimiento de la publicación de ese artículo, me puse en contacto con la autora, quien me dijo que tendría en cuenta (!) mis trabajos para su futura edición de la comedia pastoril de García de la Huerta. Sin embargo, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes se mantiene tal cual, sin ninguna enmienda ni adición, el artículo publicado en el Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo. Por esto, a través de Juan Antonio Ríos, coordinador de la página dedicada a Huerta, he enviado a la BVMC una nota sobre este mismo asunto. Simplemente, para que se conozca que lo que la profesora Margarita Santos Zas plantea como una hipótesis fue ya publicada como una tesis suficientemente sólida y contrastada en mi libro La poesía de Vicente García de la Huerta (Cáceres, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura-Anejos del Anuario de Estudios Filológicos, 10), 1993) y en mi edición crítica de Vicente García de la Huerta, Poesías, Mérida, Editora Regional de Extremadura (Serie Rescate, 14), 1997.
Y es que, como me dice mi buen amigo Pedro Álvarez de Miranda, hay que lamentar que el crecimiento de la bibliografía y de las facilidades para su acceso haya traído consigo una alarmante relajación de un principio que siempre fue sagrado; a saber, la necesaria exhaustividad en el conocimiento de lo que está directamente relacionado con el asunto que uno aborda. Un principio cuyo conculcamiento, si era flagrante, acarreaba al infractor la más severa reprobación por parte de sus colegas, además de la del autor damnificado por el olvido, que soy yo.
Qué cosas pasan, ay.
domingo, febrero 14, 2010
Bram van Velde
Fue en octubre, cuando estuvo en Cáceres Alfonso Alegre Heitzmann. Me regaló esta edición que junta dos libros del poeta francés Charles Juliet (1934), que son fragmentos de diarios: Rencontres avec Bram van Velde (1978) y Une vie chachée (1994), traducidos por Hugo Gola, y presentados con una nota de Charles Juliet fechada en marzo de 2008 para esta edición. La nota de Juliet está traducida por Jean Gabriel Cosculluela, con quien últimamente, y a costa de Ángel Campos Pámpano, he tenido más de un intercambio por escrito. Me alegra saber que está en sus manos una traducción de La semilla en la nieve.
Juliet tuvo el privilegio de conversar —siempre con muchas dificultades: Soy un hombre sin habla, escribe que dijo el pintor holandés— con Bram van Velde (1895-1981) durante quince años. Los Encuentros parten del 25 de octubre de 1964. El 11 de junio de 1973, es decir, casi nueve años después, Juliet escribe en su diario: "Ahora, cuando llego, siento que se alegra de verme. El diálogo se hace cada día más cordial, más fácil, el tuteo más frecuente." (pág. 107). Hasta el 7 de noviembre de 1977, en París. Una vida secreta, que es un apunte mucho más breve extraído de las notas de diario de Juliet, se abre con un texto de noviembre de 1973 y se cierra con otro fechado entre agosto y septiembre de 1979. La fragmentación y la intermitencia en los encuentros con el pintor se corresponden con la actitud de éste, reacio a hablar, enigmático y distante, silencioso. Charles Juliet, sin embargo, logra en sus apuntes mantener el interés por esta elemental y parca manera de expresarse de un autor del que conocemos su intimidad, la vida artística por dentro, y que fascinó a Enrique Vila-Matas. Siempre asoció cualquier semántica del cuadro al misterio y a lo desprovisto de cualquier clase de artificio. Se siente en la lectura la presencia de Samuel Beckett, que fue su único amigo durante muchos años, y con el que se veía muy de vez en cuando.
Es un libro sobre todo recomendable para el que no conozca la pintura de Bram van Velde. No aporta casi nada para el estudio material de sus modos artísticos; pero sí para la comprensión de su actitud ante la creación. Su lectura, sin embargo, incita a conocer más el terreno umbrío en el que se movió este pintor. Hay que agradecérsela a Alfonso Alegre y a Victoria Pradilla, que dirigen la revista Rosa Cúbica y cuidan las ediciones con su sello, entre las que se encuentran las de esta colección de "Mar adentro".
Charles Juliet, Una vida secreta. Encuentros con Bram van Velde. Traducción de Hugo Gola. Barcelona, Ediciones de la Rosa Cúbica (Col. Mar Adentro, 8), 2008, 218 págs.
Juliet tuvo el privilegio de conversar —siempre con muchas dificultades: Soy un hombre sin habla, escribe que dijo el pintor holandés— con Bram van Velde (1895-1981) durante quince años. Los Encuentros parten del 25 de octubre de 1964. El 11 de junio de 1973, es decir, casi nueve años después, Juliet escribe en su diario: "Ahora, cuando llego, siento que se alegra de verme. El diálogo se hace cada día más cordial, más fácil, el tuteo más frecuente." (pág. 107). Hasta el 7 de noviembre de 1977, en París. Una vida secreta, que es un apunte mucho más breve extraído de las notas de diario de Juliet, se abre con un texto de noviembre de 1973 y se cierra con otro fechado entre agosto y septiembre de 1979. La fragmentación y la intermitencia en los encuentros con el pintor se corresponden con la actitud de éste, reacio a hablar, enigmático y distante, silencioso. Charles Juliet, sin embargo, logra en sus apuntes mantener el interés por esta elemental y parca manera de expresarse de un autor del que conocemos su intimidad, la vida artística por dentro, y que fascinó a Enrique Vila-Matas. Siempre asoció cualquier semántica del cuadro al misterio y a lo desprovisto de cualquier clase de artificio. Se siente en la lectura la presencia de Samuel Beckett, que fue su único amigo durante muchos años, y con el que se veía muy de vez en cuando.
Es un libro sobre todo recomendable para el que no conozca la pintura de Bram van Velde. No aporta casi nada para el estudio material de sus modos artísticos; pero sí para la comprensión de su actitud ante la creación. Su lectura, sin embargo, incita a conocer más el terreno umbrío en el que se movió este pintor. Hay que agradecérsela a Alfonso Alegre y a Victoria Pradilla, que dirigen la revista Rosa Cúbica y cuidan las ediciones con su sello, entre las que se encuentran las de esta colección de "Mar adentro".
Charles Juliet, Una vida secreta. Encuentros con Bram van Velde. Traducción de Hugo Gola. Barcelona, Ediciones de la Rosa Cúbica (Col. Mar Adentro, 8), 2008, 218 págs.
jueves, febrero 11, 2010
Manuel Pajuelo
El recién pasado día 5 murió Manuel Pajuelo, a quien no conocí. A su hermana Mavi sí la conozco, mucho, y a su cuñado Luis del Rosal, que fue mi profesor de Francés en el Instituto "Suárez de Figueroa" de Zafra, cuando él era joven y yo más. A través de Mavi me llega la iniciativa de poner el nombre de "Manuel Pajuelo" al nuevo Instituto de Oncología de Extremadura "como muestra de reconocimiento a su trayectoria personal y profesional, a sus valores humanos y a su lucha infatigable por la vida". Aquí está el sitio para adherirse. Y si no eres de Facebook, aquí. Y mi más sentido pésame.
miércoles, febrero 10, 2010
Hilario Bravo por San Valentín
Antes de que este fin de semana arrecien los mensajes consumistas y ñoños a propósito de San Valentín, el artista cacereño Hilario Bravo (1955) muestra esta colección Tempus amoris. Loving Cáceres, con dos caras. Podría decirse que ofrece la cara genérica, la que toma el motivo del corazón como base de un recorrido literario en quince infografías que va de las jarchas y antiguos poetas árabes y hebreos hasta Juan Ramón Jiménez o Gerardo Diego; y otra cara más concreta, la de los siete lienzos alusivos a Cáceres. Buena prueba de que de la poesía, salvo excepciones, no se vive. Y ojalá no me confunda en el caso de Hilario. Salud.
Será, en Belleartes, a las 20:30 de mañana jueves.
Será, en Belleartes, a las 20:30 de mañana jueves.
lunes, febrero 08, 2010
Alcaíns y Colinas
El próximo jueves 11, esta vez por la tarde, a las 20:00 horas, se presenta en la Biblioteca Pública "Antonio Rodríguez-Moñino/María Brey", la primorosa edición de Sepulcro en Tarquinia, de Antonio Colinas, caligrafiada e iluminada por Javier Alcaíns, que acaba de publicar la Editora Regional de Extremadura. Por supuesto, el acto contará con la participación de Antonio Colinas y del escritor y dibujante Alcaíns, que sigue ofreciéndonos estas perlas de buen gusto y de arte bueno.
Antonio Colinas en Letras
El próximo jueves 11, a las doce de la mañana, leerá sus poemas Antonio Colinas en la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres. Los estudiantes de tercero y quinto de Filología Hispánica tendrán ocasión de conocer en vivo la poesía de este autor, un referente en la poesía española contemporánea desde mediados de los años setenta hasta ahora. Pero el acto está abierto a todo el que esté interesado.
domingo, febrero 07, 2010
Carlos Álvarez-Ude
Mañana voy a Madrid al homenaje a Carlos Álvarez-Ude. Va a ser en la Sala María Zambrano del Círculo de Bellas Artes a las 20:00 horas. Participarán, bajo el título El continente de la poesía. Un encuentro, una celebración, Víctor García de la Concha, Miguel Casado, Germán Gullón, Juan Carlos Suñén, Noni Benegas y Ruth Toledano. Me duele.
Lo sabía por Miguel Casado y por la escritora Alejandra Díaz Ortiz, la mujer de Carlos, que tiene en la red un texto que estremece. Aun así, no me atrevo a decir el sentido del homenaje de mañana, que contiene una sorpresa que pretende ser reparadora para Carlos: la publicación de su libro de poemas Los mares detenidos. ¿Por qué?
Dan lo mismo las preguntas. Voy mañana a Madrid a acompañar a Carlos. Le conocí por Ínsula, cuando me pidió una colaboración. Él llevó la revista durante más de treinta años y lo despidieron. Coincidimos en Cáceres hace bastantes años en un encuentro de ARCE, la asociación de revistas culturales en cuya junta directiva él estuvo, y luego colaboramos en el proyecto de Hablar/Falar de Poesia, con Ángel Campos Pámpano, que fueron los encuentros más cercanos, en Lisboa, en Madrid, en Badajoz, en Barcelona. Duele ahora encontrarse. Sea como un encuentro con la poesía, una celebración. Sea.
Lo sabía por Miguel Casado y por la escritora Alejandra Díaz Ortiz, la mujer de Carlos, que tiene en la red un texto que estremece. Aun así, no me atrevo a decir el sentido del homenaje de mañana, que contiene una sorpresa que pretende ser reparadora para Carlos: la publicación de su libro de poemas Los mares detenidos. ¿Por qué?
Dan lo mismo las preguntas. Voy mañana a Madrid a acompañar a Carlos. Le conocí por Ínsula, cuando me pidió una colaboración. Él llevó la revista durante más de treinta años y lo despidieron. Coincidimos en Cáceres hace bastantes años en un encuentro de ARCE, la asociación de revistas culturales en cuya junta directiva él estuvo, y luego colaboramos en el proyecto de Hablar/Falar de Poesia, con Ángel Campos Pámpano, que fueron los encuentros más cercanos, en Lisboa, en Madrid, en Badajoz, en Barcelona. Duele ahora encontrarse. Sea como un encuentro con la poesía, una celebración. Sea.
El método de la palabra
Anoche, a la salida del Gran Teatro, alguien dijo que menos mal que la obra había durado una hora y pocos minutos. Nego. A mí se me hizo corta. No es que quiera que un texto así se prolongue hasta las dos horas de función, pues por algo dura lo dura; pero se me hizo corta y defiendo la excelencia de un teatro como éste, sostenido en la palabra y en los actores, para todos los públicos. La vida y la muerte, la Iglesia y el Estado, jansenistas y jesuitas, la razón y la fe, la ciencia y la existencia. Para todos los públicos.
El encuentro de Descartes con Pascal joven, de Jean-Claude Brisville, dirigida por Josep Maria Flotats, e interpretada por éste (Descartes) y por Albert Triola (Pascal) es una lección. Inevitablemente, y está en el argumento, hay una desigualdad, un desequilibrio en la estatura de los dos intérpretes, como la hubo en el imaginado encuentro dialéctico entre el filósofo de racionalista madurez y el joven atormentado e inestable que se mortifica por su ignorancia. El público simpatiza con el autor del Discurso del método, que se permite sus humoradas brillantes, que es la voz de la experiencia y que conoce y ve lo que el otro oculta.
Con unos recursos muy elementales —no hay efectos sonoros, y la iluminación de Albert Faura es de la sobriedad de una vela, el cronómetro del encuentro—, los dos actores dicen —luego existen— un texto que llega al público sin ser cargante ni impostado, sabiamente traído por Mauro Armiño —salvo un "en este sentido"— que desemboca en la posibilidad de difundir de un manuscrito a un impreso la inteligencia más alta de la Europa del siglo XVII.
El encuentro de Descartes con Pascal joven, de Jean-Claude Brisville, dirigida por Josep Maria Flotats, e interpretada por éste (Descartes) y por Albert Triola (Pascal) es una lección. Inevitablemente, y está en el argumento, hay una desigualdad, un desequilibrio en la estatura de los dos intérpretes, como la hubo en el imaginado encuentro dialéctico entre el filósofo de racionalista madurez y el joven atormentado e inestable que se mortifica por su ignorancia. El público simpatiza con el autor del Discurso del método, que se permite sus humoradas brillantes, que es la voz de la experiencia y que conoce y ve lo que el otro oculta.
Con unos recursos muy elementales —no hay efectos sonoros, y la iluminación de Albert Faura es de la sobriedad de una vela, el cronómetro del encuentro—, los dos actores dicen —luego existen— un texto que llega al público sin ser cargante ni impostado, sabiamente traído por Mauro Armiño —salvo un "en este sentido"— que desemboca en la posibilidad de difundir de un manuscrito a un impreso la inteligencia más alta de la Europa del siglo XVII.
viernes, febrero 05, 2010
Cementerio
No me veo paseando por un ATC, siglas que esconden —y ya es esconder— el eufemismo de Almacén Temporal Centralizado. Podría ser un economato; pero es un cementerio nuclear. No, no me veo paseando por un cementerio nuclear un domingo de mañana. Como el otro domingo, que, de vuelta del paseo, entramos en el cementerio de Cáceres. Hacía tiempo que no entraba por el gusto de entrar y recorrer ese espacio que siempre me ha fascinado. No he despreciado nunca la oportunidad de conocer los cementerios de las ciudades que he visitado. No sólo los que se han convertido en un lugar de interés turístico por estar allí enterrada una figura histórica. Con Manolo Peláez (q.e.p.d.) visité en Deià la tumba discreta de Robert Graves, y en Roma, con Carmen y sin María —que no pisa los cementerios— la tumba de Keats. Me gustó mucho el de Reykjavik, que no tiene ningún muerto conocido. Del cementerio alemán de Yuste me gustaría hacer una antología de poemas de poetas conocidos, éstos sí. Igual se me adelanta alguien. En el de Soria estuvimos también con Leonor, que no tiene pérdida, con sus flechitas indicadoras...
En Cáceres volví a ver las tumbas adosadas de los mortales y las exentas de los ricos, también mortales, para su desgracia. Es un lugar apacible y distinto. No lo quiero para mí; más que para mi disfrute en vida. Para pasear un domingo, y no para estar allí eternamente. Fue un rato agradable...
Por cierto, la basura nuclear se tira en tu contenedor; y no en el del vecino. Así que la almacene el que la consume, y que no compren a los más necesitados con esa mierda tan limpia y tan segura. Cementerios, ay.
En Cáceres volví a ver las tumbas adosadas de los mortales y las exentas de los ricos, también mortales, para su desgracia. Es un lugar apacible y distinto. No lo quiero para mí; más que para mi disfrute en vida. Para pasear un domingo, y no para estar allí eternamente. Fue un rato agradable...
Por cierto, la basura nuclear se tira en tu contenedor; y no en el del vecino. Así que la almacene el que la consume, y que no compren a los más necesitados con esa mierda tan limpia y tan segura. Cementerios, ay.
miércoles, febrero 03, 2010
Balompié
Ayer, solo, piqué algo en la barra de una cafetería del centro de Madrid. Solo y con mi periódico. A mi lado, tres hombres tomaban unas cañas y charlaban. Durante todo el rato, algo más de media hora, estuvieron hablando de lo mismo: de fútbol. Hubo un momento en que creí que eran actores que ensayaban alguna obra programada en alguno de los teatros cercanos —el Fernán Gómez del Centro Cultural de la Villa, el María Guerrero, el Marquina..., están cerca—, pues la conversación parecía obedecer a un plan previamente preparado. El mismo de todas las semanas, me dije. En primer lugar, la última jornada: la victoria del Real Madrid en Riazor y la derrota del Atleti en casa ante el Málaga; los goles, el taconazo de Guti... En segundo lugar, y bien hilado con lo último: los mejores goles que uno recuerda. Sólo escuché al que más voces daba decir que la mejor jugada ha sido la de Redondo frente al Manchester por encima de todas. Y, por último, entrenadores y sistemas de juego: Onésimo, nuevo entrenador del Valladolid, Michel y el Getafe, la destitución de Valverde en el Villarreal, tocar y tocar, ensanchar el campo y el juego por las bandas. Parecía irreal. Tan acostumbrado está uno a conversaciones llenas de anacolutos, de exabruptos, de titubeos y vacilaciones que acaban en nada...; lo de ayer fue lo que se dice una jugada al primer toque. Salí y allí quedaron: —Pellegrini sabe lo que hace —me pareció escuchar.