Galdós, en La desheredada, titula así uno de los capítulos principales de la primera parte de su novela. Una de las críticas de don Benito a la hora de configurar a su personaje en su crisis de identidad va dirigida contra la novela de folletín, el género popular que tiene su equivalente, salvando las distancias, o no, en el culebrón o la telenovela de nuestros días, o, como dice mi madre, "la novela". Curioso.
Ella, mi madre, ve todas las tardes En nombre del amor. Es una producción de Carlos Moreno para Televisa (México) y que dan por TVE 1 a las 17:00 horas de lunes a viernes. Cuenta la historia de dos hermanas, Macarena Espinoza de los Monteros y Carlota Espinoza de los Monteros, muy distintas, que pagaron con dolor el haberse enamorado del mismo hombre. Y, como dice la sinopsis, Paloma, su sobrina, huérfana por un accidente de coche que mató a sus padres, y Romina, su mejor amiga, tendrán que "vencer los obstáculos propios de la juventud" [sic].
Yo, como todas las tardes, trabajaba en mi estudio; pero los gritos de Paloma me perturbaron. Tirada en su cuarto, desarbolada sin descomponerse, lloraba, gemía, gritaba. Yo no sabía qué hacer. Quise levantarme. Macarena Espinoza de los Monteros llamó a la puerta, también gritaba, muy preocupada por la suerte de su supuesta sobrina. Lágrimas, golpes, gritos de Paloma. Me levanté. El salón de mi casa estaba lleno de ese terror selvático de los estragados sentimientos de las turbulentas pasiones, que diría Montengón (Eusebio, parte IV, Libro Tercero). Mi madre, impasible, en medio de todo:
—Qué bonita está la novela.
Me dijo.
Lo has clavado. Es así. Mi casa, cuando está mamá, la invaden los mismos personajes, esas Espinozas de los Monteros...
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