Después de tres intensos días, ayer clausuramos, con un fin de fiesta muy especial, el curso de verano de la UEX Lecciones de Teatro Clásico (II). Escenarios y lecturas del teatro europeo de los siglos XVII y XVIII. Cada día, en el salón de actos de La Generala —un marco incomparablemente infrautilizado—, entre veinte y treinta asistentes. A ver si podemos aspirar cada año a más. Y conseguir que acudan todos los que están interesados en el teatro en Cáceres, profesionales, aficionados, más estudiantes y profesores. Y periodistas. No van. No les interesa. No lo consideran importante. No es sólo una reunión de especialistas, sino un lugar de encuentro de personas que saben mucho de teatro y que tienen una interesante trayectoria profesional. Al menos, eso creo yo. O así se deduce de lo que te cuentan los curiosos que por allí han pasado; y de lo que uno sabe y lee, claro. (Aparcaré un apunte sobre mi concepto del interés cultural).
El reencuentro con la sabia y radiante Helena Pimenta una noche de San Juan, la conversación con el director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Eduardo Vasco, con el escritor y periodista Marcos Ordóñez —que hoy escribe en Babelia sobre unos inteligentes Faemino et Cansado— y con su mujer Pepita Galbany; con colegas como Laura Dolfi, de Parma, o Francisco Lafarga, de Barcelona; que han departido con nuestros estudiantes, con amigos como Isidro Timón, como Quico Magariño, como Toya García…; todo me ha resultado edificante y tónico.
La vinculación del curso con el Festival de Teatro Clásico de Cáceres ha tenido todos los días una de sus confirmaciones en la asistencia a los espectáculos Sueño de una noche de verano, de UR Teatro, La fierecilla domada, dirigida por Mariano de Paco, y El enfermo imaginario, de la compañía extremeña Teatro de Papel. Respectivamente, porque el orden de mis preferencias colocaría al primero el primero, a mucha distancia, de El enfermo, y, el último, La fierecilla domada, que levantó entusiasmo, no por la calidad del montaje ni la excelencia de sus actores, sino porque algunos de ellos han interpretado o interpretan personajes en series televisivas de mucha audiencia. De esto también se ha hablado en este curso; por si alguien cree que aquí nos pasamos tres días dando vueltas a las oposiciones binarias, las anagnórisis o los recursos estilísticos. Qué cosas.
El Sueño de una noche de verano ha sido, siendo reposición, una de las cumbres de este Festival. Vino a Cáceres en 1993, al año de su estreno; y luego se retomó el montaje en 1998. Ahora, vuelven con frescura a remontarla, y lo que vimos fue una lección de teatro, de dirección escénica y de interpretación —un placer conocer a José Tomé, otro clásico de UR, que fue Teseo, Oberón, Jordi—, sobre todo tratándose de una obra tan complicada de mostrar para que funcione en todo su juego entre lo real y lo ficticio. Jugábamos con cierta ventaja los que por la mañana, en el curso, habíamos escuchado a Helena Pimenta, sabia y amena, explicar algunas claves de su lectura y puesta en escena del Sueño de una noche de verano. De esto también se ha hablado en este curso; por si alguien cree que aquí nos pasamos tres días dando vueltas a las oposiciones binarias, las anagnórisis o los recursos estilísticos. Qué cosas.
Un lujo; un verdadero regalo ha sido el compartir conversaciones y poder escuchar a profesionales tan apasionados y sabios. Para todos nosotros ha sido un buen recordatorio de la enorme complejidad del género "teatro", que enlaza a profesionales de ámbitos muy variados, bien representados en los intervinientes en este Curso.
ResponderEliminarComparto el entusiasmo por la personalidad luminosa de Helena y el maravilloso tandem que hace con su esposo José Tomé. "Su" Sueño de una noche de verano,vista después de años,en la Noche mágica de San Juan en la que transcurre la propia obra, será inolvidable para muchos de nosotros. (Sé de club de fans -Laura, Inés y yo misma incluidas- que guardaremos como oro en paño el Programa con la dedicatoria de Helena).
Muchísimas gracias a los organizadores del Curso. También a Isidro, a quien debemos mucho los aficionados de Cáceres y nuestros hijos pequeños, cantera de aficionados para el futuro.
Miguel Ángel la asistencia al curso ha sido para mí un regalo que inmemorable, no sólo encontrarme con un curso que difícilmente podré superar, si no darme cuenta de los buenos profesores y sobre todo guías que tuve la suerte de tener en la carrera, por supuesto, me refiero a Roso y a ti, que para más señal eres paisano. Descubrí hace poco tu blog mientras paseaba por tu otro blog educativo y me derivaba a otro, de un profe que tuve en mi instituto en Zafra, Cumbreño, al que hace un tiempo volví a ver en la presentación de un libro. Para qué tener héroes de humo si os tengo a vosotros. Hoy pensaba decirte que te pasaras por mi web www.declase.es, pero desafortunadamente está bloqueada por un problema que he tenido y no sé por cuanto tiempo, espero pronto poder decirte que te pases por ella, pero mientras tanto me quedo con el buen sabor de boca que me ha dejado "lecciones de teatro clasico", un regusto agridulce. Dulce porque esto es una confirmación más de lo que me gusta mi profesión y agria, porque el año que viene, seguramente, no podré asistir porque estaré por segunda vez pasando por el proceso de oposiciones. En fin otra espina más que hay que pasar para llegar al jardín de rosas de la docencia de la lengua y la literatura castellana.
ResponderEliminarNieves
Muchas gracias, Nieves. Sin los que participáis esto sería imposible. Mucha suerte en todo, paisana.
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