Es el título (“El engaño español”) de un poema de Archibald MacLeish, traducido por Aníbal Núñez, incluido en esta antología bilingüe. Las dos últimas veces que ha estado en Extremadura Alfonso Guerra para participar en un acto público —en junio, para inaugurar los Cursos de Verano de la UEX, y en diciembre del pasado año, para presentar las memorias, Rompiendo cristales, de Juan Carlos Rodríguez Ibarra— se ha interesado por este libro. Lo tuvo —dijo Guerra, que siempre ha asociado esta antología a Extremadura—; y tenía ganas de hacerse con otro ejemplar. Francisco Duque, el Rector de la UEX, me preguntó por esta obra sobre la que tanto interés mostró el que fuera Vicepresidente del Gobierno de España, y medié para que uno de sus editores, Ramón López Ortega —compilador junto a Román Álvarez de los textos, además de traductor de algunos—, enviase a Rectorado un par de ejemplares y que, desde la Universidad, se le hiciese llegar a Guerra. La vinculación con Extremadura no es otra que Ramón López Ortega es Catedrático de Filología Inglesa en esta Universidad y que, probablemente, cuando Guerra se hizo con su primer ejemplar fue aquí, en Extremadura; pero la antología la editó la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Castilla y León en 1986. La tengo desde hace bastantes años; pero Ramón se ha empeñado generosamente en darme otro ejemplar, y se lo agradezco, porque ya es una rareza y me apetece regalárselo a mi hermano Josemari, que sé que valorará esta antología, desigual en calidad, pero de interés histórico indudable.
Hay poemas de W. H. Auden, de John Cornford, de Stephen Spender, de George Orwell, de Tom Wintringham, de Geoffrey Parson..., y apreciables traducciones de José Agustín Goytisolo, de Aníbal Núñez, de Juan Eslava Galán, de Agustín García Calvo, de José Antonio Cáceres y Luis G. Girón Echevarría, de Francisco Núñez Roldán... Es un ejemplo del impacto cultural que tuvo también la Guerra Civil española entre los escritores ingleses y norteamericanos.
Siempre pienso lo mismo con estas cosas. Un político muestra interés y se le da gratis todo, carajo, con la de dinero que tienen. Menús en restaurantes (o pagamos los que no vamos a comer nunca en ellos, que para estas cositas valen los impuestos de nuestros sueldos mileuristas), entradas de ópera, de teatro, de danza, libros. Todo, a tutiplén, primeras filas y el atún rojo más fresco.
ResponderEliminarHay uno por el que yo daría un brazo y sólo lo tienen un montón de políticos y personalidades que no lo van a abrir en su vida porque algunos no saben ni leer. Argh.
Esto es como lo de entrar en la Biblioteca Nacional: luego entran no sé quiénes y se llevan mapas. Y yo allí, en la sala del BOE, quietita en las escaleras, imaginando.
(De Auden me he enamorado del todo este año, gracias a una traducción que Jordi Doce hizo para Galaxia Gutemberg/Círculo de Lectores). Maravillosa.
Miguel, gracias por el regalo anunciado. No lo tengo. Un abrazo
ResponderEliminarjosemari
Un placer, Josemari.
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