miércoles, noviembre 12, 2008

García Montero

Desgraciadamente, conozco que en los consejos de un departamento universitario se den enfrentamientos entre compañeros que acaban en los tribunales. Leí hoy en el periódico sobre el lamentable episodio entre García Montero y el otro profesor. Luego he leído algo más en algún blog. El mejor sitio para tenerlo todo es el de Hilario Jiménez, al que remito. He leído algunas cosas del profesor que ha denunciado a García Montero, y quedo perturbado.
En estos días, precisamente, ando en clase con Bécquer, y, también, con la lectura que García Montero hizo de las Rimas. Tan sugerente... Hace unos años, Luis estuvo cuatro aulas por cima, y disfrutamos. Lástima que deje la Universidad. Él, que puede, en sus circunstancias.

4 comentarios:

  1. ¿Se imaginan que el mejor de los futbolistas, en plena racha goleadora y desplegando un juego brillante, dijera que está harto de los clubes y que lo deja todo? A buen segur que alguien intentaría convencerle para que no lo hiciera.

    Lo peor de esta historia, peor incluso que la condena injusta, es que a la Universidad le dé igual si Luis deja de dar clases o sigue dándolas. Ese es el peor de los dramas, que al sistema le da igual que desprenderse de sus cerebros brillantes

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  2. ¿Y mientras se levantaba todo este jaleo, qué hacía el decano de la Facultad de Filología y el vicerrector correspondiente de la Universidad de Granada, instituciones que han quedado por debajo del betún, pues ni saben ni contestan? Ellos, no los jueces, son los responsables del aprovechamiento en sus aulas y el buen orden de sus departamentos.

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  3. Estoy de acuerdo, Usoz. Y también suscribo lo que dice Alberto Reig Tapia en su carta al director de EL PAÍS hoy,que pide a García Montero que recurra y resista.

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  4. Sin salvar a Fortes, cuyo discurso carece de sentido alguno (como el de más de un profesor de este país), lo que hizo Gª Montero no es admisible. La columna aquella, que muchos no han leído, era una vergüenza. Ese no era el sitio para decir eso. Era un abuso total del púlpito que, merecidamente o no, se le concede a alguna gente en este país. Además, como suele ser habitual en el suplemento andaluz, a Fortes no se le concedió un espacio similar para defenderse. Las cosas no son tan simples.

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