Mañana viernes se cumplen cuatro años de la muerte del diseñador gráfico Daniel Gil (Santander, 1930-Madrid, 2004), el mítico autor de más de 4.000 cubiertas de libros de Alianza Editorial, de la que fue director artístico. Una esquela del periódico del día siguiente a su muerte, guardada entre las páginas de uno de los dos tomos del Diccionario de la mitología clásica de Constantino Falcón Martínez, Emilio Fernández-Galiano y Raquel López Melero, y que consulté hace unas semanas, me recordó el aniversario. He aquí la razón de este justificado recuerdo.
Le gustaba llamarse portadista. Empezó en el mundo de las carátulas de discos en Hispavox, y en Alianza, de la mano de Jaime Salinas, en 1966, cuando Unas lecciones de metafísica, de Ortega y Gasset, inauguró la colección El Libro de Bolsillo, fundada por el hijo del filosófo. Fue Medalla de Oro de Bellas Artes en 1984, pero no le consideraron en los Premios Nacionales de Diseño. Cuando se le quiso dar una mención, en 2001, Daniel Gil la rechazó. A él se debe el símbolo gráfico del Museo Thyssen-Bornemisza.
No creo confundirme si digo que en cientos de millares de casas españolas está la obra de Daniel Gil, que millones de personas tenemos en casa, en una estantería, algún libro de Alianza Editorial y, por consiguiente, una cubierta creada por este artista de lo visual, que ha puesto imágenes a las grandes obras de la literatura y el arte, del pensamiento filosófico y de la historia. Cuántos lectores no habrá que hayan entrado en la lectura de una de esos grandes títulos gracias a una ilustración de Daniel Gil. El diseñador Manuel Estrada, en una de las necrológicas publicadas hace cuatro noviembres, contaba que el médico que acudió a la casa de Daniel Gil para certificar su muerte, al ver algunas de las reproducciones de sus obras colgadas en el pasillo, dijo:
—¿Entonces era él? ¿Era él el de las portadas de Alianza?
Cuando en clase de 3º de Filología Hispánica analizamos La desheredada de Galdós, muestro la cubierta de la edición de Alianza (fue el número 93 de Libro de Bolsillo, en 1967), para que nos preguntemos sobre esas manos de muñeca que asoman asfixiadas de una lata deforme. Casi nadie sabe de lo que hablo, porque ellos manejan reimpresiones modernas con una cubierta muy distinta. Luego, cuando leen la novela, algunos vienen y retoman la ilustración de Daniel Gil. Y se preguntan. Un recuerdo.
Nunca olvidare la portada de La Regenta,Tristana, Miau...Cuanto arte por tan poco dinero...
ResponderEliminarEs verdad, Miguel Ángel, cuántos lectores, (entre los que me incluyo) llegamos a ciertos libros de Alianza por el irresistible 'reclamo' de las portadas de Daniel Gil. Y más, teniendo en cuenta que para varias generaciones esa editorial, con los libros de bolsillo, fue la suministradora común de obras fundamentales. Todavía recuerdo, por ejemplo, 'Volverás a Región', de Juan Benet; la serie de Bioy Casares 'El sueño de los héroes' o 'Diario de la guerra del cerdo; 'Madame Bovary', de Flaubert; 'La condena', de Kafka...
ResponderEliminarCuando se habla de Daniel Gil siempre me acuerdo de otro diseñador quizás no suficientemente valorado: el alemán Reinhard Gade, autor del 'prototipo' del diario 'El País', que llegó a España a través de su relación con 'Revista de Occidente' y de la figura de Ortega y Gasset.
Un saludo.