jueves, mayo 22, 2008

Laurel

Pido perdón a Russell P. Sebold, Guillermo Carnero, Pedro Álvarez de Miranda, Monroe Z. Hafter, Jesús Ureña Bracero, F. Javier Grande Quejigo, Javier Guijarro Ceballos, Jesús Pérez Magallón, Jesús Cañas Murillo, José Roso Díaz, Juan Luis Suárez, Miguel Casado, María José Vega, Pilar Montero Curiel, Antonio Sáez Delgado, Rosa Navarro Durán, José Antonio Llera, Enrique Santos Unamuno, José Luis Rozas Bravo, Juan Antonio Garrido Ardila, Ángel L. Prieto de Paula, Julio Neira, Javier Pérez Bazo, José Luis Bernal Salgado, Pedro Ruiz Pérez, José Cenizo Jiménez, Mª Isabel Cintas Guillén, Rosa E. Montes Doncel, César Chaparro Gómez y a Javier Biurrun Lizarazu. A todos ellos, colaboradores en los ocho números publicados de esta revista semestral desde 2000 a 2003, pido perdón. A todos pido disculpas por haber propiciado la publicación de unos trabajos —artículos, nótulas, reseñas— que hoy no pueden rentabilizar en sus respectivos currículos ya que Laurel no cumplió nunca con los criterios de calidad aplicados hoy para la valoración de las publicaciones científicas, y ya que no figura —no está referenciada— en el JCR (Journal Citation Reports) y que nunca contó con un comité de evaluación de los trabajos recibidos. Mea culpa. Perdón, pues, y gracias a todos. Para mí siempre será un mérito (0,50), añadido a la calidad de sus colaboraciones, el gesto de sus autores de arrimarse al toro en una plaza de tercera.

Laurel. Revista de Filología (ISSN 1576-5504) fue fundada en la primavera de 2000 y sustentada hasta el otoño de 2004 —cuando apareció el número doble 7-8, correspondiente al año anterior—, por Honorio Blasco Puerto, Miguel Ángel Lama y Miguel Salazar Vacas. Los tres van a volver a hablar un día de éstos. No se sabe si en Sevilla, Barcelona, Zafra, Cáceres o Tamurejo.

7 comentarios:

  1. Esto va a matar el amor por la obra bien hecha: ahora sólo va a interesar la obra bien colocada.
    Sólo hay que ver lo que se ha publicado en los últimos 5 años y pensar, con seriedad, qué estamos haciendo con nuestra profesión, querido Miguel Ángel.

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  2. Cuando lo leí, pensé: qué asco. Luego me di cuenta de que lo del asco se podía malinterpretar. Así que opté por formular una pregunta más correcta.

    ¿A quién se le deben semejantes criterios?

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  3. La revista tenía mucho interés, con o sin impacto o referencia. No todo puede, ni debe regirse por un sistema métrico. Recuerdo ahora, por sólo citar un caso, los sensatos trabajos de Guillermo Carnero sobre la crítica literaria.

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  4. Son criterios que imponen órganos estatales de la evaluación y control de la calidad de la investigación, y que pueden aplicar igualmente las universidades en sus ámbitos.
    No hay reparo, y el sistema puede ser efectivo en muchos campos de conocimiento; pero creo que el propio sistema debería arbitrar otros criterios correctores que permitan el reconocimiento de lo que por otros caminos puede demostrar su excelencia.

    Gracias, Fernando. Estimo mucho aquellas primeras colaboraciones de Guillermo Carnero, también las de Sebold o Pedro Álvarez de Miranda, que apoyaron el proyecto. Por eso ahora esta sensación de futilidad.

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  5. No entiendo lo de pedir disculpas a nadie, Miguel Ángel, al fin y al cabo eso quedará como una joya bibliográfica. Qué pasa, que ahora sólo cuenta hacer curriculum contando los puntos con calculadora? Al fin y al cabo lo que hacen esos índices es uniformizar de modo que al final todas las revistas académicas son iguales.
    Tampoco "Sala de Espera", editada sólo por Max Aub o "El pasajero" por José Bergamín cumplirían esos criterios, y ahora las reeditan. Para mí habría sido un honor colaborar en "Laurel" y lamento mucho que desapareciera.

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  6. Sí, pero tenía en mente, no sé por qué, que los artículos de revistas contaban como investigación. A no ser que se refieran sólo a los de revistas internacionales (que creo que algo de eso leí también por ahí).
    Esto... ¿qué campanas de no sé dónde he escuchado?

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  7. La revista no contó con un comité de evaluación porque no lo necesitaba. La simple relación de colaboradores atestigua la calidad de los trabajos pero sobretodo tu capacidad para implicar sólo con tu propia garantía.
    Si debe haber segunda época, aquí estaré.

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