Le he escuchado hoy a José Luis Borau que no hay cosa más bonita que ser querido. “No hay mayor regalo —creo que ha dicho— que se pueda dar a un hombre que el ser querido.” Borau ha recibido el I Premio al Cine y los Valores Sociales, y ha hecho estas declaraciones con el convencimiento de que se trata de algo no merecido.
Las circunstancias de un día han convertido esta frase del autor de Furtivos o de Tata mía en un bálsamo confirmativo de un cierto tipo de felicidad indefinible. Ser querido, sí. Y querer. Querer como se quiere en las historias más impresionantes que la literatura nos ha permitido leer. Querer como en la vida que tantas veces ha pasado a la literatura, a la letra impresa, a las canciones escuchadas con pasión. Querer, que es una de las energías alternativas sobre las que aún no ha investigado nadie. Que no investiguen, a ver si van a llegar las multinacionales y van a ponerle precio a la materia de los sueños, a los sueños, a la materia. Eso.
Qué dulce eres a veces.
ResponderEliminarTe leí ayer y aunque visito tu blog a menudo siempre me ha parecido muy aséptico. Este post sugiere ternura y cariño. Pero no seguiremos investigando.
ResponderEliminarBesos, Puerto
Eso, :-)
ResponderEliminarCuanto me gusta leerle. Gracias.