Llevo más de dos meses prendido de esta palabra soberana. Lo sabe mi amigo José Antonio Zambrano, como ya dije. Y también lo sabe mi compañero y amigo Antonio Salvador Plans, que se pirra por una palabra que desentrañar. Dar a Antonio una palabra para que averigüe es lo más parecido al gesto de un sabueso que olisquea. Y es que en pocas horas ya tenía yo las referencias oportunas que documentaban la palabra soberana. Aparece en un Vocabulario médico empleado en el área de Educación Física, de Julio Ángel Herrador y Mª Aránzazu Núñez, como respuesta de un alumno para “ojos desencajados o vueltos hacia arriba”. El alumno había escrito: “con lojo esparpitao”. Genial. El Alcalá Venceslada (el Vocabulario andaluz) trae esparpitado como “con los ojos muy abiertos” y una saeta:
Míralo por dónde viene
er mejó de los nasíos;
los ojos esparpitaos
y el rostro descolorío.
er mejó de los nasíos;
los ojos esparpitaos
y el rostro descolorío.
Bonito, bonito. En el Tesoro léxico de las hablas andaluzas, de Manuel Alvar Ezquerra, se encuentra esparpitado, que remite a desparpitado, que se da como adjetivo: “Con los ojos muy abiertos”. También “atónito, espantado”, documentado en el citado Alcalá Venceslada, en el Primer viaje andaluz de Camilo José Cela, y en el vocabulario jerezano de Juan de la Plata, El habla de Jerez.
Apasionante.
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