viernes, agosto 24, 2007
El signo móvil
Ayer, a primera hora de la mañana, recogí un sobre con esta carpeta que, bajo el título de El signo móvil, incluye tres cuadernos dedicados en homenaje a Julio Campal, Francisco Pino y Juan Eduardo Cirlot. Me la enviaba Roberto Farona (Zafra, 1973), un inquieto activista de todo lo relacionado con la poesía experimental, con el arte postal y otras escrituras; alguien que, creo, proviene de la fascinación que en algún momento pudo provocarle la obra y la vocación de un autor como Antonio Gómez, tan cercano, aquí, en Extremadura. Que me corrija si no es así.
Enigmático puede parecer el sello editor, labcromdisol, que no es otra cosa que referente de Labcrom di Sol, la fusión de El Laboratorio di Cromografia de Milano en Italia, el de Claudio Jaccarino, y El Taller del Sol de Tarragona, fundado por César Reglero, director de BOEK861.
Los cuadernos contienen una breve introducción divulgativa con bibliografía referida a cada uno de los tres homenajeados, Campal+Pino+Cirlot, y obra de diferentes autores actuales: Agustín Calvo, José Luis Campal, Francisco Peralto, Antonio Orihuela, César Reglero, Antonio Gómez, Francisco Aliseda, Isabel Jover, Pablo de Barco, JM Calleja, Bartolomé Ferrando...
Se lo dije a Roberto Farona ayer mismo por la mañana, por correo electrónico. No casa el carácter divulgativo de las introducciones, a cargo de firmas tan autorizadas como Rafael de Cózar, Gustavo Vega y el propio Farona, y esos datos que informan al interesado, con la limitadísima tirada de este proyecto editorial. 30 ejemplares.
Lo selecto no sólo lo hace la limitación de una tirada, sino, fundamentalmente el contenido y la forma o ejecución de un contenido singular. Por ello, dado el de este homenaje, de este reconocimiento, convendría difundirlo masivamente. Me alegra que venga de Zafra.
A mí Farona, sin conocer mucho de su obra, me parece un caso especial de minuciosidad y buen gusto poético en nuestra ciudad (tanto en poesía escrita como visual), y con el que hay que estar ojo avizor, sin duda.
ResponderEliminarQuién pudiera disfrutar de alguno de esos 30 ejemplares. Qué envidia!!