Acabo de recibir la nueva edición de la novela Paradoja del interventor (Barcelona, Tusquets Editores, 2006). Hace el título número 599 de la colección Andanzas. No observo variaciones llamativas con respecto a la primera edición en Del Oeste Ediciones (2004). Me confirma el autor que, además de la corrección de erratas, ha realizado otras menores para evitar repeticiones, redondear alguna frase o unificar “alguna cosilla (un ejemplo: a veces, el interventor usaba un ‘cazo’ y a veces un ‘cacillo’; ahora sólo usa ‘cacillo’), cosas así”.
En cubierta, una fotografía de Geoffrey Clifford (Businessman Awaits his Train), que no retrata —y en realidad, no tiene por qué— la vieja estación de la novela y su progreso industrial desvanecido. En la solapa, una buena fotografía de Gonzalo Hidalgo hecha por Ismael Rozalén.
No parece que esta novela haya sido publicada con anterioridad por Del Oeste Ediciones en 2004. Sólo en la solapa se dice que es una “novela culminante de Hidalgo Bayal que ahora rescatamos para nuestro catálogo”. Nada más. Como ocurrió con Entre líneas, de Luis Landero, que publicó Tusquets en 2001, y que, a pesar de algunas variantes, tuvo una insoslayable primera edición con dibujos de Javier Fernández de Molina en Los Libros del Oeste ilustrados en 1996.