lunes, enero 02, 2012

Año nuevo

Ayer, primer día del año, mi madre me preguntó cuándo nos vinimos a esta casa. Hace más de treinta años, le dije. Se sorprendió; sobre todo porque hacía un instante no sabía que era su casa. Casi treinta y dos años; y es, sin embargo, la casa familiar en la que menos tiempo he vivido; pero contiene muchos recuerdos de otras, y, sobre todo, muchos papeles de aquella época que curioseo cuando estoy allí. En estas horas pasadas he estado hojeando decenas de números del suplemento El País Libros de hace justamente treinta años y cuyas páginas, con las marcas de su edad, son una doméstica memoria impresa de inquietudes de antaño que, por fortuna, siguen vigentes. Artículos, noticias, reseñas, entrevistas, nombres que hoy, pasado el tiempo, se han incorporado a mi agenda, pongamos por caso. Ilustro esta entrada con un ejemplar del domingo 31 de octubre de 1982, que daba en la última página un fragmento del último Premio Planeta, Jaque a la dama, de Jesús Fernández Santos, y que mostraba en primera esa caricatura de don Ramón Carande por la reseña de Santos Juliá de la Galería de raros del que fuera Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales unos años después. Aquellos suplementos traían mucha publicidad no cultural, a discreción, incluso ofertas de empleo debajo de una reseña de los Cuadernos de un vate vago de Torrente Ballester o al lado de una fotografía de Gustav Mahler. Me he topado con un fragmento de la primera novela de Ferrater Mora, cuyo centenario se cumple este 2012, Claudia, mi Claudia (Alianza Editorial, 1982), avanzada en El País y luego reseñada por Luis Suñén; un especial sobre narrativa brasileña en noviembre de 1982; el primer comentario que leí sobre Paisajes después de la batalla de Juan Goytisolo; una entrevista con Rafael Alberti... De todo hace treinta años. Redondeando, como hace mi madre sin querer con su memoria. El tiempo pasa.

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