Buscaba esta crítica teatral de Francisco Muñoz Ramírez (1953-2023) publicada en El Público. Fue sobre el montaje de Espectáculos Ibéricos con la dirección de Paco Suárez de la tragedia Raquel, de Vicente García de la Huerta, en versión de Jorge Márquez. Apareció en el número 87 de noviembre-diciembre de 1991 y su lectura, que he hecho gracias la eficaz Unidad Técnica de Acceso a la Documentación y a la Información de la Biblioteca Central de la UEX, me recordó aquellos tiempos del estreno en Cáceres —junio de 1991—, en la Plaza de San Jorge, y la desmesurada reacción de Lázaro Carreter en Blanco y Negro contra la versión de Márquez, a la que dedicó tres artículos, el último como aparente respuesta a las «Razones para adaptar a los clásicos» que el extremeño expuso en El Urogallo en marzo de 1992. En otro lugar aludiré a esos ecos de un texto del siglo XVIII, porque lo que ahora me apetece es compartir que la lectura de aquella crítica de mi querido Paco Muñoz me llevó a pensar en los muchos textos que había leído de él en forma de breves críticas teatrales publicadas, principalmente, en la prensa regional, sobre todo, en el diario Hoy. Y en que en las necrologías y sentidas semblanzas que se han publicado desde el mismo día de su muerte en Madrid, el pasado 22 de junio, junto a su trayectoria política y de gestión limpia y eficaz en el campo de la cultura, de «tintes épicos» —como recuerda en su blog Álvaro Valverde— y evidentes resultados, se menciona sin más que fue crítico teatral. Y, aunque me lleve más espacio aquí, me parece justo que se recuerde una parte de su dilatada labor como comentarista de un género que le apasionó siempre. Sin ir más lejos, para la misma revista del Centro de Documentación Teatral que he citado, El Público, escribió, entre 1989 y 1992, crónicas y críticas sobre el Festival de Teatro Clásico de Mérida, los Festivales de Cáceres del 89, sobre la política de teatros públicos en Extremadura, y sobre montajes concretos como Miles Gloriosus en versión de José Luis Alonso de Santos, Catón, un republicano contra César, de Fernando Savater, en la XXXV edición del Festival emeritense; Perfume de mimosas de Miguel Murillo, en 1989; la primera Fedra de Miguel Narros con Manuela Vargas al baile, el Calígula de Albert Camus por José Tamayo en el Teatro Alcázar, con Imanol Arias en el papel principal… Colaboró también en otras revistas, como la Revista de Estudios Extremeños («El trabajo crítico de Manuel Sito Alba», núm. XLV, 1, 1989), El Urogallo («Teatro: luces y sombras», núm. 55, 1990; «¿Pero hay crisis? (Repaso por la escena extremeña)», suplemento al núm. 88-89, septiembre de 1993) o Primer Acto («Teatro en Extremadura. Política cultural», núm. 264, junio-agosto 1996); pero sus más numerosas y constantes colaboraciones fueron en las páginas del periódico Hoy, desde «Elisa Ramírez o el teatro de sofá» (Hoy, 8.5.1987), crítica de Juguetes para un matrimonio, de Alfonso Paso, representada en el Teatro Menacho de Badajoz, o las que sacó como crítico del Festival de Teatro Clásico de Mérida en su trigésima tercera edición «Una actriz que llena» (Hoy, 5.7.1987), sobre el recital de Irene Papas Poesía en el canto; «Extravagancias» (Hoy, 10.7.1987), sobre Las aventuras de Tirante el Blanco, de Francisco Nieva; «Variaciones sobre el mito» (Hoy, 10.7.1987), crítica de la Electra de Théâtre du Lierre; «Plauto arrevistado» (Hoy, 18.7.1987), sobre Rudens, de Plauto; o «Dionisio en Sevilla» (Hoy, 25.7.1987), sobre Las Bacantes, de Salvador Távora. Cubrió igualmente la edición de 1988 y escribió («Emotivo Alberti», Hoy, 5.7.1988) sobre el recital De lo vivo lejano en homenaje a Rafael Alberti dirigido por Lluís Pasqual y en el que intervinieron Montserrat Caballé, Nuria Espert, Nacho Martínez, Francisco Rabal, Manolo Sanlúcar, Manuela Vargas, Rafael Alberti, y, al piano, Miguel Zanetti. Y en esa misma edición, sobre la que hizo balance («Viejo teatro, nuevos espacios», Hoy, 30.7.1988), publicó las críticas: «Paisaje después de la batalla» (Hoy, 13.7.1988), sobre Medeamaterial, de Heiner Müller, montaje dirigido por Theodoros Terzopoulos; «Divorcio a la vista» (Hoy, 16.7.1988), de Los hijos de Medea, de Eusebio Lázaro; «Teatralidad» (Hoy, 17.7.1988), de El príncipe constante, de Calderón, por Alberto González Vergel; «El despertar a quien duerme» (Hoy, 18.7.1988), sobre la obra de Lope de Vega montada por Suripanta bajo la dirección de Francisco Suárez; y «Lo sublime y lo kitsch» (Hoy, 23.7.1988) sobre Alhucema, de Salvador Távora con La Cuadra de Sevilla. Paco Muñoz mantuvo sus críticas teatrales sobre lo que veía en Badajoz —escribió sobre Pares y Nines de Alonso de Santos, representada en el Teatro Menacho (18.12.1988)—, en Mérida —hizo la crítica de Tierra a la vista de Manuel Martínez Mediero en la Sala Trajano (29.1.1989)— o en Cáceres —en la primera edición del Festival de Teatro Clásico nos contó cómo vio el montaje de la Compañía Nacional de Teatro Clásico de La dama duende de Calderón, en versión de Luis Antonio de Villena y dirección de José Luis Alonso, en un escenario ya imposible como la plaza de Moctezuma. Mantuvo su intensidad durante estos años en los que hizo también de cronista en Madrid de uno de los acontecimientos teatrales de aquel momento para un autor extremeño, el estreno en la capital, en el Teatro Bellas Artes, de Hazme de la noche un cuento, de Jorge Márquez, con un cartel en el que estaban Fernando Delgado, Amparo Baró y José María Rodero, que, por enfermedad, tuvo que ser suplido por Manuel Andrés, y murió unos días después de aquel 10 de mayo de 1991. El 12, en el periódico Hoy se publicaba el texto de Francisco Muñoz Ramírez: «El ‘todo Madrid’ se dio cita en el estreno de Hazme de la noche un cuento, de Jorge Márquez» (12.5.1991, pág. 61). Igualmente reseñable fue el impulso que dio desde su crítica al Teatro Estable de Cáceres y a actores como José Vicente Moirón y Quico Magariños, que hicieron Ácido lúdico, de Miguel Medina Vicario («Ácido lúdico, un espectáculo absolutamente recomendable», Hoy, 21.5.1991, pág. 18). Paco Muñoz fue nombrado en noviembre de 1992 director técnico del Departamento de Cultura de la Diputación Provincial de Badajoz, y siguió publicando a lo largo de 1993 sus críticas teatrales en el periódico, desde donde llamó la atención sobre la necesidad de respuesta del público. Así lo hizo al escribir sobre el montaje de la compañía Pentación dirigido por Gerardo Malla de Dígaselo con Valium, de José Luis Alonso de Santos, que se programó durante tres días con dos funciones diarias durante la Feria de San Juan de Badajoz, y lamentarse por la suspensión de una de ellas por falta de espectadores y por que hubiera tan solo treinta espectadores en otro de los pases (Hoy, 22.6.1993). En junio de 1994, Paco Muñoz fue nombrado director del Teatro López de Ayala de Badajoz y en julio de 1995 Consejero de Cultura y Patrimonio de la Junta de Extremadura, y, a partir de este momento, lógicamente, no pudo mantener esta dedicación, aunque, desde su puesto institucional, no desaprovechó la oportunidad de la reflexión sobre la gestión cultural en materia de teatro —en el artículo mencionado de Primer Acto de 1996— o sobre la propia esencia del arte escénico con motivo de una celebración como el Día Mundial del Teatro («Día Mundial del Teatro», en El Periódico Extremadura, 27.3.1998; o «De nuevo en busca de autor», en Árrago, suplemento del diario Hoy, 27.3.2002). Muchos datos, sí, contables, para visibilizar, aunque sea parcialmente una dimensión más del perfil de quien fue Consejero de Cultura extremeño durante doce años cruciales en legislación, infraestructuras, incentivos y muy diversas acciones en ese ámbito. No ocuparía poco, en dedicación y en páginas, una edición anotada de los textos sobre teatro de Paco Muñoz que nos permitiera confeccionar un mapa de la sociología y de la crítica teatrales de una época. Una cartelera histórica de mucho interés a la que tan sólo me he asomado en homenaje.
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