Con motivo de la concesión del XXXI Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana a la escritora Olvido García Valdés, Ediciones Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional acaban de editar este nuevo volumen de su colección «Biblioteca de América», en la que vienen publicando los premios desde la primera edición que fue a parar a Gonzalo Rojas en 1992. Son antologías ampliamente representativas de la trayectoria de los autores y con un estudio introductorio casi siempre de un profesor o de una profesora de la Universidad de Salamanca. La relación de poetas después del chileno, prologado por Carmen Ruiz Barrionuevo, es portentosa —incluyo en ella a quienes prepararon los estudios preliminares: Claudio Rodríguez (Luis García Jambrina), João Cabral de Melo Neto (Ángel Crespo), José Hierro (Antonio Sánchez Zamarreño), Ángel González (Víctor García de la Concha), Álvaro Mutis (Carmen Ruiz Barrionuevo), José Ángel Valente (César Real Ramos), Mario Benedetti (Francisca Noguerol), Pere Gimferrer (Luis García Jambrina), Nicanor Parra (Mª Ángeles Pérez López), José Antonio Muñoz Rojas (Emilia Velasco), Sophia de Mello Breyner (Jacobo Sanz Hermida), José Manuel Caballero Bonald (Luis García Jambrina), Juan Gelman (Mª Ángeles Pérez López), Antonio Gamoneda (Amelia Gamoneda y Fernando R. de la Flor), Blanca Varela (Eva Guerrero), Pablo García Baena (Juan Antonio González Iglesias), José Emilio Pacheco (Francisca Noguerol), Francisco Brines (Francisco Bautista), Fina García Marruz (Carmen Ruiz Barrionuevo), Ernesto Cardenal (Mª Ángeles Pérez López), Nuno Júdice (Pedro Serra), María Victoria Atencia (Juan Antonio González Iglesias), Ida Vitale (María José Bruña Bragado), Antonio Colinas (Antonio Sánchez Zamarreño y María Sánchez Pérez), Claribel Alegría (Eva Guerrero), Rafael Cadenas (Carmen Ruiz Barrionuevo), Joan Margarit (Lina Rodríguez Cacho), Raúl Zurita (Francisca Noguerol), Ana Luísa Amaral (Pedro Serra) y, este año, Olvido García Valdés, con introducción y edición de Amelia Gamoneda. Es muy destacable que haya sido la propia escritora la que se haya hecho cargo de la selección, porque La caída de Ícaro, así, resulta un nuevo ejemplo —y nuevo libro— del montaje al que Olvido somete a sus poemas —siempre ha dicho que escribe poemas y no libros de poemas— para esa unidad mayor. Véase, si no, en este, que los primeros textos pertenecen a Lo solo del animal —escrito entre 2006 y 2011—, y luego van los de la década de los ochenta y noventa, hasta el final de confía en la gracia (Tusquets, 2020), un final que vuelve felizmente a ofrecernos la coda de la sección «De la escritura» que en este caso nos regala la novedad de «El poema y el filo», un texto fechado en enero de 2016 en el que alude —una lección de introspección poética muy inteligente y reveladora— a dos poemas: uno de Del ojo al hueso, el otro de Lo solo del animal; uno nacido de una impresión una mañana invernal, y el otro de un sueño con el añadido de ir dedicado a alguien como Ángel Campos Pámpano. He tenido la suerte también de disponer de tiempo suficiente sin interrupciones para leer las luminosas sesenta páginas («Extrañeza y analogía. La poética biológica de Olvido García Valdés») que ha escrito Amelia Gamoneda, autora, además, del extraordinario ensayo Del animal poema. Olvido García Valdés y la poética de lo vivo (KRK Ediciones, 2016). Es magnífica como introducción a la poesía de Olvido; o, más bien, a esta antología de Olvido, que, naturalmente, es el corpus en el que basa su esclarecedor análisis. No creo que sea el momento de extenderme más, aunque me entusiasma que se hable —y que se lea, sobre todo— de la poesía de Olvido en una edición tan cuidada como esta, que incluye tres manuscritos facsimilados, y que lleva en cubierta una reproducción del cuadro de Pieter Brueghel «El Viejo» Paisaje con la caída de Ícaro, que está en la raíz de la visión de las cosas que tenía la poeta cuando escribió su poema de Exposición (1990). Y me extiendo más, porque —me lo manda Álvaro Valverde—, coincidiendo con la aparición de La caída de Ícaro, el domingo La Nueva España publicó una reseña de Jordi Doce («Para vivir aquí») cuyo título alude a la condición de la poesía de Olvido García Valdés como un lugar que acoge y ensancha el cauce de la vida; y también una entrevista con Amelia Gamoneda en la que abunda sobre esta idea: «La poesía acompaña a la vida y forma parte de ella porque su uso del lenguaje nos ayuda a decir otro modo de pensar, sentir y conocer lo real: el que pasa por el cuerpo además de por la mente racional. La poesía se introduce así en nuestra vida, y quizá por ello sí es consolatoria, porque es experiencia y no pura idea. La poesía de Olvido trabaja intensamente en esa cercanía». Mañana miércoles, a las siete y media de la tarde, en el Salón de Columnas del Palacio Real, S. M. la Reina Sofía hará entrega de su premio a Olvido García Valdés. Felicidades.
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