Ojalá, se dijo, le hubiesen notado durante la clase la cara de satisfacción. Iba embozado y todo fue muy diferente. Habló de que habría que erradicar el concepto de «lectura obligatoria» y eliminar esos ítems del programa que van encabezados con la palabra «Tema» y un número. Que en lugar de «Tema 16», más, por ejemplo, «El problema [sic] del naturalismo español», que empezaba con algo parecido a que la «novela naturalista fraguó en Francia, merced sobre todo a Zola, ya desde finales de la década de los sesenta, pues su gran creación de veinte volúmenes Les Rougon-Marcquart comenzó a publicarse en 1871, aunque no se concluyó hasta 1893», el tema lo encabezase un texto como Los Pazos de Ulloa, seguido —tema 2— de La Madre Naturaleza. Les dijo que en el primer supuesto había un término —«naturalista»—, un país —Francia—, un apellido —Zola—, un título impronunciable por muchos — Les Rougon-Marcquart— y dos fechas —1871 y 1893—; y que, por el contrario, en su propuesta, solo habría una frase: «Por más que el jinete trataba de sofrenarlo agarrándose con todas sus fuerzas a la única rienda de cordel y susurrando palabrillas calmantes y mansas, el peludo rocín seguía empeñándose en bajar la cuesta a un trote cochinero que descuadernaba los intestinos, cuando no a trancos desigualísimos de loco galope». Que ese era el principio de Los Pazos de Ulloa y que esas cincuenta palabras serían el principio del Tema 1. Y punto. Y que a partir de ese momento iban a empezar a trabajar, no sobre un argumento, que, al fin y al cabo, es algo que a todos puede suceder y concernir; sino sobre una realidad solo textual, en la que habría que explicarse por qué el jinete, por qué el trote cochinero y las palabrillas calmantes. Y lo que vendría después —pues por fortuna habría que seguir leyendo—, estaba seguro —dijo a sus alumnas—, iba a facultarles para conocer, si no Francia, ni Zola, ni los veinte volúmenes de Les Rougon-Marcquart, sí lo que fue el naturalismo literario en España. Se había quedado dormido con la mascarilla puesta y la puerta de su despacho abierta, y fue un compañero quien le devolvió al temario de las oposiciones que sirve para habilitar a los profesores del futuro; el que le devolvió a que la «novela naturalista fraguó en Francia, merced sobre todo a Zola, ya desde finales de la década de los sesenta, pues su gran creación de veinte volúmenes Les Rougon-Marcquart comenzó a publicarse en 1871, aunque no se concluyó hasta 1893».
Miguel Angel, al parecer, aunque haya por ahí temarios confeccionados para las oposiciones, la mayoría de los profes modernos no estudian así, ni siquieran han aprendido así cuando fueron a la universidad!!
ResponderEliminarMenos mal. Eso me alegra.
ResponderEliminarGracias.