lunes, agosto 03, 2020

Sin ellas no hay nosotras

La buena noticia de que un ejemplar de este libro que envié como regalo ha llegado a su destino me mueve a publicar esta nota ya prevista sobre esta estupenda nueva propuesta de la editorial La Moderna. Es otro de los libros afectados por la pandemia; como tantos y como todo. Tengo un mensaje telefónico de David Matías (La Moderna) en el que anunciaba a finales de 2019 el comienzo de la cuenta atrás para que saliese a la calle un proyecto para el que habían pedido apoyo a muchas personas por el procedimiento tan de siempre, que a mí me gusta tanto, de la suscripción popular, y que ahora tiene un nombre en inglés mucho menos humilde y más codicioso. El libro muestra como fecha de edición la de abril de 2020 y de finales de mayo es otro mensaje para anunciarme el envío, en el que llegó también un sorprendente Los cementerios vacíos, de Alberto Torres Blandina (Galisteo, La Moderna, 2019), que recogí en la Facultad por aquellos días. Sin ellas no hay nosotras. Mujeres españolas que han hecho historia (Galisteo, La Moderna, 2020), de Marta Fornes, es un libro muy especial. Primero, por necesario. Y decir esto es lamentable. Porque si todavía hay que visibilizar a las mujeres que han hecho y hacen historia es porque habrá otros que no quieren verlo. También es especial por la cantidad de historias a las que Marta Fornes invita, con breves y atractivas semblanzas, a indagar y a conocer. Y especial también porque este libro es todo un manifiesto de que nosotras y nosotros no somos sin ellas. Sin Concepción Arenal (1820-1893), visitadora de cárceles, escritora y pionera del feminismo español, ilustrada en el libro por Tres Voltes Rebel; sin Clara Campoamor (1888-1972), abogada, política y defensora de los derechos de la mujer, a la que dibuja Ester García; sin la actriz Margarita Xirgu (1888-1969), ilustrada por Belén Segarra; sin la leonesa Ángela Ruiz Robles (1895-1975), una maestra, el oficio más noble, que inventó algo tan visionario como la Enciclopedia mecánica, y que retrata María Polán; sin María Moliner (1900-1983), lexicógrafa, santa laica para este estudiante de filología que empezó en los ochenta, ilustrada por Sara Paint; sin la pintora Maruja Mallo (1902-1995), que ilustra Gala Fiz; sin María Zambrano (1904-1991), ilustrada por Virginia Rivas, y de la que Marta Fornes recuerda su epitafio en el cementerio de Málaga: «Surge, amica mea, et veni», del Cantar de Cantares; sin la escritora Luisa Carnés (1905-1964), a quien hay que leer, y a quien ilustra María Solana; sin Federica Montseny (1905-1994), sindicalista anarquista, Ministra de Sanidad y Asistencia Social, que dibuja María Solana; sin la periodista Josefina Carabias (1908-1980), ilustrada por Loidi Beltrán; sin ese «modelo de mujer del futuro» que así se presenta en este libro a Hildegart Rodríguez Carballeira (1914-1933), ilustrada por Silvia Bezos, y sin su madre, Aurora Rodríguez, la creadora de una estatua que ella misma destruyó; sin Gloria Fuertes (1917-1988), poeta de guardia, por Tres Voltes Rebel; sin Joana Biarnés, fotoperiodista silenciada durante mucho, nacida en 1935 y muerta hace solo año y medio, en diciembre de 2018, y a quien yo conocía por haber sido abucheada en un estadio de fútbol. La dibuja Laura Ávila. Tampoco somos sin Josefina Castellví (1935), oceanógrafa, a quien ilustra Ester García; sin Purita Campos (1937-2019), ilustradora de cómic —la primera en la editorial Bruguera—, que me ha recordado a mi hija Julia y que está dibujada por Laura Vivancos; sin la asturiana Margarita Salas (1938-2019), otra pérdida reciente, académica de la RAE, bioquímica, ilustrada por María Polán; sin Pilar Miró, directora de cine (1940-1997), que ilustra Virgina Rivas; sin Ana María Prieto (1942-2018), la primera mujer programadora informática de España, dibujada por Laura Ávila; sin Rocío Jurado (1946-2006), la cantante, a quien me sorprende ver aquí, pero también me alegra ver retratada por Silvia Bezos y, sobre todo, recordada por su arte y sus respuestas; sin la pilota de avión Bettina Kadner (1946), con su ilustradora Ana Solana; sin la cocinera Carme Ruscalleda (1952), dibujada por Ana Oncina; con Maite Ruiz de Austri (1959), directora de cine de animación, que ilustra con originalidad Ana Solana; sin Gema Hassen-Bey (1967), esgrimista paralímpica que demuestra hasta dónde puede llegar a moverte una silla de ruedas y que «no hay discapacidades sino capacidades diferentes», dibujada por Mya Pagán; sin Balba Camino (1971), pilota de automovilismo, que ilustra Mayte Alvarado, que también lo hace con Tamara Rojo (1974), la bailarina, sin la que tampoco seríamos. En fin, sin Guru, María José Jiménez Cortiñas (1976), trabajadora social y presidenta de la Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad, que retrata Mya Pagán en este libro extraordinario; sin Myriam Barros Grosso (1978), una uruguaya de Montevideo que es camarera de piso y activista, a la que dibuja Gala Fiz con la camiseta de la asociación «Las Kellys», que es toda una historia —que cuenta en parte Marta Fornes—; sin la creativa de publicidad Eva Santos (1980), que ilustra Ana Oncina; sin la conocida —más, sin duda, que María Moliner— Mireia Belmonte (1990), la nadadora olímpica, que cierra con la rapera, poeta y politóloga Gata Cattana (1991-2017). A cada una, respectivamente, las dibujan Laura Vivancos y Loidi Beltrán. Pero a Gata Cattana, que se llamaba Ana Isabel García Llorente, Marta Fornes ha querido reservarle un espacio final que es un homenaje en un libro de mujeres que han hecho historia, como para recordarnos que ella, que esa joven rapera, hizo la suya con veinticinco años, antes de morir de un «shock anafiláctico severo». Muestro la cubierta del libro, con siete de las treinta mujeres en una ilustración de la menos citada de todas las ilustradoras: María Paredes Espinosa.

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