domingo, abril 19, 2020

Diario de estos días (XXXVIII)


«piso mi sombra en busca de un instante» (Octavio Paz)

Domingo, 19. Hoy hace veintidós años que murió Octavio Paz. Mis alumnos han leído este cuatrimestre Piedra de sol y ahora mismo todavía alguno debe de estar con ese poema grandioso de 584 endecasílabos para terminar de preparar un cuaderno de notas que tienen que entregarme: «voy por tu talle como por un río, / voy por tu cuerpo como por un bosque, / como por un sendero en la montaña / que en un abismo brusco se termina / voy por tus pensamientos afilados / y a la salida de tu blanca frente / mi sombra despeñada se destroza, / recojo mis fragmentos uno a uno / y prosigo sin cuerpo, busco a tientas». Es una de las tareas principales que van a servirme para evaluar —para validar— lo hecho presencialmente hasta el 13 de marzo en este inopinado final de curso en el que nada de lo primordial de su formación va a resentirse. Incluso vamos a tratar en una de las asignaturas más contenidos que el curso pasado; precisamente sobre la literatura hispanoamericana, con Carlos Fuentes y Roberto Bolaño como fin de fiesta (de clausura). Hoy me he dado cuenta de que era domingo casi al colgar con un colega y escritor con el que trabajo en un proyecto conjunto. Hemos estado una hora conectados por teléfono para cohonestar documentos distintos con referencias y datos. Trabajo real en un supuesto día de asueto en el que he videocharlado con amigos y he respondido correos de varias alumnas con sus dudas. Siempre he hecho lo mismo. Siempre me ha traído al fresco el horario laboral cuando se trata de atender fuera de sus límites a quien necesita algo. «Mal hecho» —me dice una. «Así te va» —me dice el otro. Ya lo sé. Digo yo.

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