domingo, enero 19, 2020

Collazos


Han pasado ya más de veinte años desde que entrevisté para un documental sobre la antigua Biblioteca «Juan Manuel Rozas» de la Facultad de Filosofía y Letras a José Antonio Collazos, a quien abordé el otro día en la cacereña calle Pintores para hacerle la foto que ilustra esta entrada, pedirle permiso para publicarla y anunciarle esta laudatio. Desde hace mucho tiempo, cada vez que nos encontramos dando un paseo, no desaprovecha la ocasión para elogiar lo que escribo aquí y siempre hace comentarios de lector agudo. En realidad, nuestras conversaciones desde que nos conocemos, y hace ya una treintena de años, han obviado miserias laborales —él fue apoyo de administración y servicios, y uno de los mejores, en mi Facultad— y han ido como cosa natural al grano literario de lo que cada uno estaba leyendo o de la solicitud de una buena recomendación. Me honra con ser un lector fiel de lo que escribo y quiero agradecer su afecto y su generosidad conmigo. Ojalá yo pueda pasear dentro de diez o veinte inviernos como él hace con su mujer todos los días como una pareja envidiable. José Antonio tiene 81 años de sabiduría. Tuve la suerte de poder estar —y qué bien acompañado— en la cena en su homenaje con motivo de su jubilación que celebramos el jueves 5 de febrero de 2004, y para que no se diga que se me acaba de ocurrir este retrato para darme pisto por tener un lector tan sagaz y atento, diré en prueba de antecedentes que pronuncié un discurso en aquel acto que titulé «José Antonio Collazos o la mesura» y en el que recordé que Ricardo Senabre —tan admirado por José Antonio y que también participó como entrevistado en aquel documental sobre la biblioteca— se deshizo en elogios sobre quien registró los primeros libros que entraron en la biblioteca del antiguo Colegio Universitario cuando arrancó la Universidad de Extremadura en el semidistrito de Cáceres. Quédense con el porte y el semblante de este ciudadano, porque es normal que se lo encuentren en cualquier calle de Cáceres o sentado en un banco de la plaza de San Juan, sin alardear de su regular fortuna —en los términos menos materiales— y sin indicios de afectación por lo importante que es. En realidad, «José Antonio Collazos y la lectura».

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