Hoy he ido a la Biblioteca Central a devolver unos libros y he vuelto a cruzar la plaza que nos separa desde la Facultad —qué pena (o no) que aquella pasarela que iba a comunicar los dos edificios no se hiciese— al sol y sin sombrero. A mi edad, tan provecta como el que quiera considerar cincuenta y seis años de vida, conviene reparar en las manchas que salen en la calva —rasgo físico que para personas como Federico Jiménez Losantos puede merecer el vejamen intencionado de «calvorotas», que así llamó al periodista José Antonio Zarzalejos, y, con otras lindezas, por el que fue condenado a pagar un porrón de miles de euros. Más, sin duda, que mis hipotecas. Bueno, yo no quería hablar de esto. Otra vez me pasa que me voy por los ramos. Ramos & Ramos, imagino, sería una empresa distribuidora de frutas en mi pueblo. De lo que yo quería escribir hoy es que he ido a la Biblioteca de mi universidad a devolver unos libros, y, entre ellos, un ejemplar de la Bibliografía fundamental sobre la literatura española (Madrid, Editorial Castalia, 2003), de Francisco Muñoz Marquina, en el que me he encontrado, empaginada entre la 506 y la 507, una cartulina azul con este menú que muestro en la foto de arriba. En la biblioteca había mucho jaleo —no sé si algo como un curso para quienes allí trabajan o son del servicio en otras partes del campus— y los despachos a los que llamé estaban cerrados; de manera que no pude mostrar mi hallazgo —solo a A.C., que, la verdad, no pudo entretenerse conmigo; pero que sí reparó en postre tan enigmático como «Magia negra». Todo, otra vez, por un libro. Bien.
Se encuentran cosas increibles entre las paginas de los libros, todo se lo damos a anun, ella lo guarda y ya hizo auna exposicion , que puede que haya alguna vez una segunda.
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