jueves, julio 26, 2018

José María Valverde y Friedrich Hölderlin

Una consulta de un compañero de la Facultad me ha servido para desempolvar —y mientras desempolvo me doy cuenta de que últimamente voy mirando mucho hacia el pasado, y a ver si va a ser un problema estar triste y melancólico por la dicha perdida— este tomito (LXI) de la colección Adonais. Llevaba el aula literaria «José María Valverde» tan solo cuatro cursos —tres años casi exactos— y quienes la coordinábamos en aquellos tiempos, Teófilo González Porras y yo, quisimos celebrar los cincuenta años de la publicación de los Doce poemas de Hölderlin que tradujo Valverde con esta edición facsimilar que financió Caja de Extremadura y que fue un homenaje al sanvicenteño que no pudo participar en su aula, ya que murió en junio de 1996, unos meses después de que comenzase su andadura esta encomiable actividad que, por fortuna, todavía pervive. En la «Presentación» de aquella edición, escribimos: «En 1976 aparecía la novela de Friedrich Hölderlin Hiperión o el eremita en Grecia como arranque editorial de un sello y colección que tomaban el nombre del texto del autor alemán y cuyo director, Jesús Munárriz, era el responsable de verter al español. Desde aquella fecha, Ediciones Hiperión se erigió en el más importante fondo de difusión de la obra de Hölderlin en España: los Ensayos, en versión de Felipe Martínez Marzoa, la tragedia Empédocles, traducida por Carmen Bravo-Villasante, los Poemas de la locura, en traducción de Txaro Montoro y José María Álvarez, Las grandes elegías, en versión de Jenaro Talens, la Correspondencia  editada por Helena Cortés y Arturo Leyte Coello... siguieron a aquel primer título que pronto se convirtió en éxito editorial que conformó un catálogo general por el que ha pasado, además, gran parte de la mejor poesía escrita en España en los últimos veinte años. Si echamos la vista atrás desde aquellas fechas es fácil destacar otro ejemplo de empeño editorial y amor por la poesía, con más edad, cincuenta y cinco años, como la colección Adonais de Ediciones Rialp, y que constituye parte esencial de la poesía española del siglo XX y de la divulgación de la poesía extranjera en España. El nombre del poeta Hölderlin nos sirve hoy para acercar gestos y empeños editoriales como los citados, pues se cumplen ahora los cincuenta años de la aparición de una de esas píldoras de conocimiento poético con que la colección Adonais ha venido nutriendo al lector español desde 1943, la traducción de los Doce poemas de Hölderlin que hiciera José María Valverde (1926-1996). La historia, así, de la difusión del poeta alemán en España se llena de nombres ilustres, de hitos de notable significación, en la que el de Valverde sucede a uno de los grandes, Luis Cernuda, quien publicara en Cruz y Raya  en 1935 su traducción de los Poemas de Hölderlin, luego reeditados en la mítica editorial Séneca en 1942 y en Visor en 1979 y antecede a tantos otros que nos han ayudado a leer al autor de El Archipiélago. «En la historia de la literatura los traductores suelen ser —cuando se les cita— la 'letra pequeña'; más que lo impersonal, lo anónimo», escribía Jenaro Talens presentando precisamente su versión ya mencionada de Las grandes elegías. Recordamos en estas páginas la magnitud de esa letra pequeña de uno de los más sabios traductores que hemos tenido, José María Valverde. El poeta que vierte al español en 1949 estos doce poemas de Friedrich Hölderlin tenía veintitrés años y contaba con un libro publicado en 1945, Hombre de Dios (La espera aparecía el mismo año de 1949). Estamos al principio de una trayectoria vital y literaria que en el terreno de la traducción daría luego magistrales lecciones de sabiduría y sensibilidad, calidades ya apreciables en las líneas que José María Valverde antepuso a esta docena de poemas […]».

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