Hoy se cumplen ciento noventa y cinco años de aquel desastre. Fue otro 13 de junio. Absolutistas contra liberales —«las dos Españas»— en aquella segunda invasión francesa que aniquiló el Trienio y aquel saqueo terrible que el pueblo de Sevilla hizo de los bienes de la comitiva liberal que embarcaba en el Guadalquivir y huía hacia Cádiz. Muchas víctimas respetables e ilustres; pero, sobre todas ellas, a una, la del extremeño Bartolomé José Gallardo, le ocurrió un suceso que sigue clamando al cielo. Cinco serones, un cajón, una maleta negra con dos candados, una escribanía de palo rosa y un gran baúl patente inglés negro, con dos candados y una chapa de bronce con las iniciales B.J.G. Muchos de sus papeles manuscritos e impresos desaparecidos en las oscuras aguas del río. Una Historia crítica del ingenio español, un Romancero y un Cancionero, un Teatro antiguo español y su Historia crítica, una Filosofía de la Lengua Castellana, un Diccionario autorizado de la lengua castellana..., proyectos todos de Gallardo, junto a casi dos centenares de libros, se perdieron en La de San Antonio de 1823, que es como subtituló —gran hallazgo parentético— esa otra cumbre de la historia cultural de Extremadura, que fue don Antonio Rodríguez-Moñino, su libro Historia de una infamia bibliográfica (Editorial Castalia, 1965), el brillantísimo estudio bibliográfico sobre la realidad y la leyenda de lo sucedido con los libros y papeles de Bartolomé José Gallardo aquel día de junio de hace ahora ciento noventa y cinco años.
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