Hay relaciones profesionales que al cabo del tiempo toman un tono gozosamente más intenso que el que en su día tuvieron. Pasados los años, uno desescombra en lo superfluo y se queda con lo esencial, como supongo que debe pasar —se me ocurre ahora— a los matrimonios con muchos hijos o a los editores con muchos libros, que se quedan, sobre todo, con los hijos y con los libros. Pienso en esto por lo tanto que me duele la muerte de una compañera como Ana Holgado Holgado (Sierra de Fuentes, 1953). Compartimos siete intensos años —y varios centenares de ediciones— en el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura. Supuestamente, yo era su «jefe»; pero ella era el eje en torno al que giraba todo el mecanismo de una editorial universitaria. Lo ha sido durante más de treinta años, como Jefa de la Unidad Técnica del Servicio de Publicaciones de la UEX, y ha compartido, casi desde talleres, el nacimiento de más de un millar de libros que modesta y dignamente ha venido publicando este sello institucional desde su creación en 1982. Hace pocos días, conocimos que estaba ingresada en la UCI, tras una intervención urgente por una septicemia grave; y esta mañana, en la Biblioteca Central de la UEX en Cáceres me dieron la noticia de que acababa de fallecer. Es difícil de creer que alguien se vaya así, de manera tan súbita y casi sin querer molestar a los más cercanos en unas fechas propicias para lo festivo. Hoy, el saludo más repetido, el lexicalizado «feliz año» de la vuelta al trabajo y el reencuentro con los compañeros, se ha hecho mueca de infelicidad, horma de la pena. Ana era constante, muy metódica, y tenía una cabeza hecha para estructurar todo aquello que carecía de estructura; por eso logró levantar la base de un «servicio» —de primer apellido, le decía yo, y «editorial» de segundo— que era suyo, y que me perdonen todos los directores académicos que han pasado por él. Gran aficionada al cine y a la lectura, mostraba muchísimo interés por cualquier asunto relacionado con la cultura que uno tuviese entre manos. Ella misma se ponía retos incluso para lo más doméstico. Su visita a París para ver a una sobrina la tuvo meses dedicada a reforzar sus nociones de francés, y recuerdo que durante mucho tiempo tuvo como página de inicio del navegador de su ordenador la portada de Le Monde, que fue su forma previa de inmersión. Este lunes de su muerte habría leído con interés la crónica de la de France Gall (1947-2018), un «icono de la Francia yeyé» la llama hoy el periódico en una página que me ha recordado a Ana. A ella se refería una de mis primeras anotaciones, de enero de 2004, antes de llegar al Servicio de Publicaciones: «Llamar a Ana Holgado», y con ella estamos Chelo, Inés, la becaria Anabel y yo en una fotografía que no he logrado localizar para ilustrar esta nota, que lleva otra cedida por la prima de Ana, Marisa Holgado. Mis apuntes de cuadernos antiguos —he dedicado buena parte de la tarde a recordar a Ana— me traen ahora una nota de un 16 de diciembre del año que España ganó el Mundial de Fútbol en la que yo me lamentaba de la falta de personal del Servicio de Publicaciones por que nuestra «comida de empresa» fuese solo de cinco: Chelo, Laura, Javier el becario, yo, y, claro, Ana. Su funeral será mañana día 9, en la Parroquia de Sierra de Fuentes a las 10:30 horas. Pena.
No quería escribir. Ni hacer ni un comentario más a tu entrada, Miguel Ángel, porque lo has expresado de maravilla. Pero ayer, tras el entierro de Ana, no pude por menos que sentir más tristeza aún. ¡Qué pena que tras 30 años de trabajo y dedicación a la UEX, sus integrantes seamos tan rácanos para manifestarnos en su entierro! Apenas un puñado de compañeros y Directores del Servicio de Publicaciones.
ResponderEliminarMataiotes mataiotetos kai panta mataiotes
Nuestras condolencias mås sinceras. Fue una compañera amable y apreciada en nuestros encuentros en la UNE. Dep.
ResponderEliminarCarme Pinyana
Editora
Publicacions de la Universitat Jaume I
Castelló
Gracias, Carme; yo también tengo gratos recuerdos en la UNE, y los primeros fueron con Ana y vosotras.
ResponderEliminarHe conocido a Ana en varios ámbitos, incluido el servicio de publicaciones, claro. Siempre discreta y cariñosa.
ResponderEliminarTuve la gran suerte de compartir con ella muchas horas en alguno de los cursos de gastronomía y cocina francófonas que se celebraban en la universidad popular. Pasábamos de Brillat-Savarin a un aderezo de risas codo con codo en una misma y única mesa. Ahí la conocí aún mejor.
Estoy de acuerdo con todo lo que dices, Miguel. Y con lo que dice Teresa también, desgraciadamente.
Podría enumerar algunos de los elementos que diferencian al Alma mater y la delimitan de la váter pero no es el momento, nunca es el momento. Por eso mismo, y para honrar la pasión de Ana por el francés, hoy solo puedo decir: " je n'ai pas le coeur à le dire ".
Elisa Luengo
Miguel Ángel, me ha encantado _volver_ a tu blog, por volver a leerte, aunque haya sido por este muy triste motivo.
ResponderEliminarLa noticia de la muerte de Ana me llegó por otros amigos y compañeros editores, y me ha dejado igual que a tantos, muy tocado.
Conocí a Ana hacia el año 1996, cuando no era más que un recién llegado al mundo editorial universitario, y siempre recibí de ella un trato cariñoso, unos consejos útiles y su propio ejemplo profesional.
Desde entonces coincidimos en varias citas editoriales con la UNE, y colaboramos en algunos proyectos tan bonitos como _genueve ediciones_, como bien recordarás... Y siempre fui atendido por su cariño, su amistad y también, su buena forma de trabajar.
Mi más sentido pésame a todos sus familiares, amigos y compañeros. Una gran pérdida para todos los que la conocimos y quisimos.
Conservaré como un tesoro el recuerdo de su sonrisa y su dulce voz...
Un abrazo enorme, Miguel Ángel, y gracias!
Carlos Julián Martínez Soria
Universidad de Castilla-La Mancha
Muchas gracias, Carlos, por tu comentario. Ella te apreciaba mucho y es verdad que compartimos muy buenos proyectos y buenos momentos. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarMujeres, Miguel Ángel. Me recuerda el caso de María José Hernández en la Editora Regional. Almas.
ResponderEliminarGracias, Álvaro, por tu apunte. Sin duda, María José es otro de esos pilares indispensables. Como Ana Holgado; y también en una editorial pública.
ResponderEliminarDULCE PRIMA HERMANA, ENCANTADORA EN SU TRATO Y TAN CARIÑOSA CON LA FAMILIA Y SUS CONOCIDOS Y NUEVAS AMISTADES. EXQUISITA, METICULOSA EN SU TRABAJO QUE SUPINÍA UNA MAGIA AÑADIDA MUY VALORABLE. SEGUIMOS PROFUNDAMENTE AFLIGIDOS CON SU VIAJE A LA ETERNIDAD... ME ALEGRO QUE SU NOMBRE APAREZCA ANEXO AL CERTAMEN "ÓPERA PRIMA" PORQUE ES UN SINCERO Y MERECIDO RECONOCIMIENTO A SU ENTREGA HONESTA POR LA UEX, POR LA CULTURA.
ResponderEliminarMañana hubiese sido el 63 cumpleaños de nuestra amiga Ana. Desde aquí vaya mi mejor recuerdo. Siempre nos faltará algo bueno en nuestras vidas. Donde estés, mi recuerdo, Ana.
ResponderEliminarGracias, Pedro, por dejar tu cariñoso recuerdo aquí. Esto va dedicado a ti: http://malama.blogspot.com/2018/11/ana-holgado.html
ResponderEliminarUn gran abrazo. Espero que estéis bien.