jueves, marzo 16, 2017
Ayer fue miércoles toda la mañana
No tuve clases. Dediqué tres horas en mi despacho a conversar de forma evaluable sobre Valle-Inclán. Mis alumnos lo llaman examen y a mí me gusta quitar hierro al asunto, aunque mi convencimiento sea férreo. Yo creo que pregunté tres veces —una en cada sesión— por qué Valle-Inclán dice —lo pone en boca de su personaje Don Estrafalario— que su estética es una superación de la risa y del llanto. Y todos responden distinto y bien. Es una satisfacción desde hace muchos años escuchar a tantos estudiantes lo que han leído y calificar un examen en el que responden a varias preguntas de todos y cada uno de los temas del programa. No conozco prueba escrita, por muy difícil que sea, que llegue a tanto. Me dio tiempo a cumplimentar otro poquito el memorial que tenemos que presentar los profesores sobre nuestra actividad docente cada cinco años. Otra prueba evaluable. Siempre lamento no haber podido hacer más por difundir lo que hacemos; pero me consuela protestar por que un papel que certifique que has participado en una feria educativa valga más que haber llevado a tu clase a un poeta a leer sus versos. Y es que la última vez había un apartado sobre compromiso con mi universidad, y suspendí. Un tres sobre diez. Lo pasé bien ayer con otros seis alumnos de los veinte que ya me han contado sus lecturas. Se esfuerzan. También encontré una nota en uno de los documentos de una de las carpetas de mi ordenador con el apunte «Crítica literaria. Escribir críticas como diarios». Aventuro que puede ser del año 1995. Mucho antes, pues, de empezar a escribir en este blog algunas notas de lecturas como si fuesen anotaciones de un diario en el que puedo permitirme contar qué he hecho la tarde que he leído el libro del que hablo o añadir a mi lectura una forma de ser. «Ayer fue miércoles toda la mañana» es un verso de un poema de Sin esperanza con convencimiento (1961), del poeta Ángel González y también, en su homenaje, el título de un blog del escritor, gestor editorial y cultural y agente literario Miguel Munárriz (Gijón, 1951).
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