domingo, diciembre 25, 2016

Un libro jubilar


No voy a necesitar el próximo cuatrimestre muchos argumentos para justificar en los primeros temas de mi asignatura sobre Textos españoles contemporáneos el subtítulo que tiene de «Tradición y modernidad». Para la vanguardia poética del siglo XX me bastará con mostrar y remitir a este volumen de más de quinientas páginas de Francisco Javier Díez de Revenga, Los poetas del 27: tradiciones y vanguardias (Murcia, Ediciones de la Universidad de Murcia, 2016). En él hay numerosos ejemplos de ecos medievales, renacentistas, barrocos o románticos en los poetas del 27; pero, al mismo tiempo, ensayos sobre las relaciones de los escritores de aquella generación, sobre las antologías y revistas, sobre el contexto de un libro como Amor en vilo, dedicado a la amada de Rafael Alberti, la catalana Beatriz Amposta, etc., etc.. Un libro «jubilar» llaman en el «Prólogo» sus compañeros y amigos Ana L. Baquero, Francisco Florit y Mariano de Paco a este homenaje que publica su Universidad de Murcia porque en los veinticuatro artículos que lo componen, Javier Díez de Revenga, en su jubilación «nos ofrece una muestra  selecta y preciosa de su quehacer investigador en uno de los campos que más ha transitado […] y que más prestigio y reconocimiento le han dado entre la comunidad científica nacional e internacional: el de los poetas del 27 y, especialmente, lo que podemos llamar la tradición áurea, es decir, en este caso concreto, la recepción de la literatura del Siglo de Oro por parte de los miembros del grupo poético del 27» (pág. 10). El libro es un reconocimiento merecido a quien ha dedicado gran parte de su vida profesional a la lectura y el estudio de los textos de otros, y, de manera muy reiterada, a los de esa segunda edad de oro de la literatura española que fue la vanguardia del primer tercio del siglo XX. Después de la presentación del volumen y homenaje al autor del Panorama crítico de la generación del 27 (Madrid, Editorial Castalia, 1987), se pudo leer en prensa esta declaración de Díez de Revenga: «Lo que más me ha enriquecido en la vida universitaria es la amistad». No hay que forzar mucho el significado de lo dicho para aplicarlo a todos los poetas de los que se habla en este libro y con los que, de un modo privativo e íntimo, se ha relacionado el estudioso; pero una demostración contundente y real de esa manifestación es que cada uno de los veinticuatro capítulos de Los poetas del 27: tradiciones y vanguardias va encabezado por una dedicatoria. A veinticuatro amigos: Jesús Montoya Martínez (las páginas de los poetas del 27 y la Edad Media), José Luis Bernal Salgado (Bécquer, Espronceda y los del 27), Julio Neira (Picasso y los poetas del 27), Jaime Siles (humorismo y vanguardia), Francisco Díaz de Castro (las revistas poéticas), Miguel Ángel Garrido Gallardo (antologías poéticas), Gregorio Torres Nebrera (el teatro de Pedro Salinas), Pilar Celma Valero (Salinas ensayista), Victorino Polo García (Rubén Darío y Salinas), Rogelio Reyes Cano (Jorge Guillén y su Cántico, entre Murcia y Sevilla), Francisca Moya del Baño (Guillén y la literatura clásica), Gabriele Morelli (cartas de Guillén a Valdivieso), Jacques Issorel (Gerardo Diego), Irma Emiliozzi (Alberti y Diego y el teatro del Siglo de Oro), Antonio A. Gómez Yebra (Gerardo Diego y Dámaso Alonso y la lírica del Siglo de Oro), José Paulino Ayuso (Diego, Aleixandre y Dámaso Alonso), Luciano García Lorenzo (los poemas de guerra de Aleixandre), Giancarlo Depetris (Aleixandre y Lope de Vega), Christian de Paepe (por un soneto de Federico García Lorca), Nigel Dennis (Yerma), Itziar López Guil (el poema Oda de Cernuda), José María Balcells Doménech (Luis Cernuda), Manuel J. Ramos Ortega (Versos sueltos de cada día, de Alberti) y Loretta Frattale (Alberti en Roma).

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