miércoles, junio 15, 2016

Vida en sombras


Sé que no estuvo bien, y todavía me siento mal por lo que hice. Reconozco que no fui modelo de nada y que con mi actitud he podido fomentar un modo de radicalidad antisistema que no casa con un ciudadano como yo. No ver el debate a cuatro y dedicarse a disfrutar con una película de 1948 no sé qué calificativo puede tener. No volveré a hacerlo; sobre todo, porque la película podré verla en otro momento; pero vivir en directo un debate entre los cuatro candidatos a la presidencia de mi país es algo que me habría nutrido; y no que ahora me abruma la aprensión de que actitudes como la mía rocen el descreimiento democrático de los fascistas que se dicen apolíticos. ¡Ay! Además, con descaro. Vamos, ni una imagen. Como que luego evité las cadenas que lo emitían y me di a la libertad de la música. Y la película. Qué película. Vida en sombras, una rareza para mí, una película insólita para su tiempo y circunstancias, que toma la guerra civil española como un hecho desencadenante del apunte argumental que marca al protagonista masculino, Carlos Durán (Fernando Fernán-Gómez), que pierde a su mujer, Ana (María Dolores Pradera). Los actores, en la realidad, también un matrimonio. Aparecen Mary Santpere y Fernando Sancho, tan jóvenes. El director fue Lorenzo Llobet Gràcia, autor también del argumento y guion técnico —con la colaboración de Victorio Aguado—, que hace un homenaje al cine y sorprende al espectador de hoy con unos recursos narrativos poco convencionales. «El cinematógrafo, la fotografía en movimiento», se dice al principio de la película como una marca temporal que nos muestra cómo el protagonista nace con el cine. «Esta maravilla de la ciencia que es el cinematógrafo es completamente inofensiva», —nos tranquilizan. Tan inofensivo como el debate a cuatro. Que no vi. Y sigo por ello sintiéndome mal, por no reconocer el esfuerzo que han empleado muchos en decidir los colores del plató y dónde colocar los vasos de agua y los micrófonos —ya habrá tiempo de las propuestas concretas para solucionar algunos problemas. Lo bueno es que Vida en sombras es una de las películas —me percato ahora— comentadas en el próximo número extraordinario —número 250— de la revista Versión Original, en un artículo de Mª de los Llanos García Medina («Sombras de cine y vida»), conocida entrañable. Ella dice que esta película fue clasificada en su época como de tercera categoría y que tuvo que autofinanciarse. No se estrenó hasta 1953, «con escasa repercusión y quedó relegada al olvido y la sombra hasta que en 1983 Ferran Alberich sacó a la luz una copia de los negativos, restaurando así para la posteridad esta intensa, sincera y milagrosa reflexión sobre las relaciones entre el cine y la vida», escribe García Medina en las páginas de este número extraordinario que se presentará en Cáceres el sábado de reflexión (sic) antes de las elecciones. Lástima lo del debate.

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