Vuelta al cole. (Me hacen gracia las imágenes de los informativos con los niños a las puertas del colegio para iniciar un nuevo curso. Deberían entrevistarnos a algunos universitarios para quienes el primer día de clase —ay, la excelencia— ha sido precisamente hoy. El curso pasado empezamos antes que en educación infantil. Y se notó, vaya que si se notó en la calidad de nuestra enseñanza. Eso sí, el día 18 de diciembre daré mi última clase del cuatrimestre y hasta el 2 de febrero no volveré a dar la siguiente —ay, la excelencia). Hoy, a la satisfacción de volver a empezar a dar clases —la primera del curso siempre es especial— se ha sumado recibir en mi buzón de la Facultad este libro de Antonio Gómez: Apenas sin palabras. Obra experimental (1980-2013), Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2014. Y no por estar afectuosamente involucrado en él voy a dejar de escribir aquí una nota que de noticia de su reciente aparición. Antonio Gómez lo merece. Ha merecido que la Editora Regional de Extremadura que dirige Rosa Lencero le haya reconocido —en un proyecto de hace años con los nombres y apellidos de Álvaro Valverde y de Luis Sáez— con la publicación de su obra experimental casi completa, en un precioso volumen de tapa dura —con su blonda de papel de repostería como faja que lo viste, familiar para los lectores de Antonio Gómez— de casi trescientas páginas de considerable gramaje con la reproducción de más de un centenar de piezas a color y casi una veintena de acciones grabadas en un deuvedé que se estucha en el interior de la cubierta. Un buen trabajo editorial que me alegra mucho que haya sido dedicado a uno de los artistas que mejor representa la experimentación poética en España desde hace más de treinta años. Los que hace que conocí al Antonio Gómez, cuando regentaba en Mérida el bar «Alcandoria», que me dio con una cerveza mi primer pincho literario con la Hoja parroquial Alcandoria en la que tuve el honor de colaborar poco después de aquel primer encuentro. Se lo he dicho esta tarde al teléfono a Antonio, que me llena de mucho contento compartir con él nuevamente —ha confiado en mí varias veces— un espacio de creación, y especialmente uno así, como Apenas sin palabras, cuya publicación va a ser una de las novedades más frescas de este otoño.
Lo merece.
ResponderEliminarBuen inicio de curso. El año pasado comencé el 5. Este me dejan hasta el 15...