sábado, julio 05, 2014

Lo que dejó la lluvia en Zafra


© Foto de J.J. Salado
El jueves estuve en Zafra en un acto íntimamente memorable. La presentación y lectura del libro de poemas de José Antonio Zambrano Lo que dejó la lluvia (Madrid, Calambur Editorial, 2014). Ha salido aquí más veces, desde su también zafreña primera presentación cuando aún estaba inédito, hasta una ocasión fallida en Cáceres. El acto, organizado por el Seminario Humanístico de Zafra, tuvo lugar en la capilla del Parador de Turismo, y participaron en él José Mª Lama como moderador, los poetas y profesores Luciano Feria y Benito Estrella, y el autor, José Antonio Zambrano, que leyó varios poemas de su obra. Como suele ocurrir en Zafra, fue una nueva prueba del cariño y el rigor con el que algunos ciudadanos tratan allí los actos culturales y del interés y respeto con el que se reciben —por un público estimable en número, aunque no el acostumbrado que llena las salas. Mi hermano dio la bienvenida, presentó a los intervinientes, mostró en pantalla cada una de las cubiertas de los libros —veinte— de José Antonio Zambrano mientras los reseñaba con alguna nota breve, explicó el protocolo del acto y lo puso en suerte para que aquello llegase a ser un homenaje a la poesía y una invitación amable a su lectura. Gracias a la lección de maestro que dio Luciano Feria, que se fijó en tres palabras del libro de Zambrano: alrededores, verde y desafío. Construyó una brillante lectura de la esencialidad y trascendencia de la palabra poética del poeta amigo. En primera fila, una joven rubia evocaba escuchando a Luciano sus clases en el instituto... Y gracias también a Benito Estrella, que mostró a la sala su amistad irrestricta —dijo que duraba lo mismo que el reinado de Juan Carlos I; pero que él no estaba dispuesto a abdicar— con José Antonio, y que leyó lo que había escrito en su blog: «Un libro más de Zambrano […] no es un libro más de Zambrano. Es el mismo libro, cada vez más hondo y transparente, más acendrado y riguroso, más preciso y descarnado, más decantado y amigable.» «—¡Cómo no me va a gustar venir a Zafra!», dijo un Zambrano agradecido a un público también agradecido por haber sido regalado con un acto «de lujo», como calificó más de uno aquello de la otra noche.

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