miércoles, marzo 05, 2014

Estudios extrem(eñ)os


Mi suscripción a la Revista de Estudios Extremeños está convirtiéndose con el tiempo en un problema de espacio. Pasa, me dirán, con toda suscripción a una colección de libros; pero en este caso es más grave por el notorio y progresivo grosor que cada año tienen los volúmenes de una revista que nunca se había caracterizado por estos excesos. Y todo esto sin razón aparente. El lomo del número III del tomo LXIX que recibí el último martes de febrero mide 5 centímetros y tiene 816 páginas. Y no es un número extraordinario. Bueno, lo es; pero quiero decir que no se trata de un número enteramente dedicado a un motivo, como el anterior, en homenaje a Julio Fernández Nieva (700 páginas), o el anterior, que recogió el VII Encuentro Historiográfico del GEHCEx sobre Extremadura hacia la modernidad (1808-1874), de 710 páginas. ¿Por qué ocurre esto en una publicación cuyas normas para el envío de originales advierten de que éstos «no podrán exceder de 30 páginas»? En este volumen hay un artículo sobre Catalina Clara Ramírez de Guzmán que tiene 43 páginas, otro sobre las Ordenanzas de Monroy de 63 páginas; hay otro sobre los estudios etnográficos en la propia REEX de 75 páginas, y hay dos artículos más que llegan hasta las 91 páginas. A falta de justificación, algunos de estos trabajos tienen faltas de ortografía, erratas y están mal escritos. Me preocupa esto. Mientras hojeo este tomazo pienso en esa tendencia de la universidad española a valorar al peso la investigación y el conocimiento; de tal forma que un artículo de sesenta páginas vale más que uno de veinte y que un currículo con quinientos ítems es mejor que otro con cien. Sin ser universitaria y sí haber sido la primera internacional por estos pagos, parece que la Revista de Estudios Extremeños, fundada en 1927, se ha contagiado de este espíritu que nos invade de ser más con más, y lo más rápido posible. Bastaría, cuando menos, con respetar las normas que la propia revista difunde, para evitar que lo que antes eran las tres entregas del año sea ahora tan sólo una tercera parte. O eliminar las normas, ya que tomo a tomo se quebrantan. Por el momento, a mi querida Revista de Estudios Extremeños le hago sitio.

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