Entre la interesante y copiosa —en lo que cabe— bibliografía con que cierra Felice Gambin su edición del tratadito de Freylas sobre la melancolía y la adivinación del que hablé ayer, me he encontrado, naturalmente, con este libro de José Luis Peset, Las melancolías de Sancho. Humores y pasiones entre Huarte y Pinel (Madrid, Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2010), que compré no hace mucho, que leí y que dejé pasar sin anotar aquí nada. Me interesó en un principio porque dedica toda una parte, la última de las cuatro que lo componen, al siglo XVIII —del que mucho sabe Peset—, y en la que aparecen nombres como los de Diego de Torres Villarroel, el jesuita Ludovico Antonio Muratori, Francisco Mariano Nipho, Andrés Piquer y otros como el del médico francés Philippe Pinel, cuyo Tratado médico-filosófico sobre la alienación mental (1800) es una de las referencias principales de esta obra, junto al libro de Juan Huarte de San Juan Examen de ingenios para las ciencias —hay edición de Guillermo Serés en Cátedra, 1989—; y así ambos médicos, el español y el francés, marcan los extremos cronológicos de un sugerente ensayo cuyas tres primeras partes se centran —con liberal dispersión— en el Quijote, su mundo, su contexto literario y algunos de su personajes: I. La melancolía razonada. II. El teatro de los ingenios. III. La tristeza del escudero. A las que hay que sumar la cuarta: IV. La Arcadia de las Luces. Luces que se barruntan en la sección anterior, en la que aparece el nombre del cirujano militar Pedro Pablo Gatell y Carnicer, autor de una curiosa Historia del más famoso escudero Sancho Panza (1793). Quizá no llegó a tiempo a sus manos, pero estoy seguro de que a José Antonio Llera habría interesado mucho para sus Rostros de la locura este libro de José Luis Peset. Por cierto, en los dos libros, el de Peset y el de Llera, está presente, de un modo u otro, Felice Gambin, y sus estudios sobre la melancolía en la España de los Siglos de Oro. Y es que a veces —¿o siempre?— los libros son como poldras sobre las que uno pisa para moverse de un lado a otro en su flaco conocimiento.
Tomo nota, Miguel Ángel. Muchas gracias.
ResponderEliminarGracias, saludos José Luis Peset
ResponderEliminarHonrado por la visita. Un saludo cordial.
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