La colección «Luna de poniente» sigue creciendo. Acabo de recibir las Tonás de los espejos, de José Antonio Zambrano; y sé que ha salido junto al último libro de Santiago Castelo, Esta luz sin contorno, que hacen, respectivamente, las letras K y L, de este alfabeto poético ideado por De la luna libros y que dirigen Elías Moro y Marino González. Pero este buen ritmo lunar no debe tapar lo bueno recorrido, entre lo que está un libro de Álex Chico que hace ya tiempo leí con gusto. Un lugar para nadie es el tercer libro de poemas de este placentino que vive en Barcelona y que ha sido corresponsable de la revista Kafka y ahora lo es también en su nueva etapa de la revista Quimera, en cuyo consejo de redacción figura. Acabo de leer, además, un ensayo suyo publicado en Cuadernos hispanoamericanos con siete certeras notas sobre la poesía de Ángel Campos Pámpano. Un lugar para nadie es un libro de lugares que se resumen en un único lugar, el lugar de la escritura, que es, más o menos, el título de la última sección y el título exacto de uno de sus poemas más representativos y mejores: «Hay algo heroico en cerrar una ventana / y echar la llave a una puerta». En esa sección hay una letra [W] que es inicial de un punto cardinal al que una poeta como Pureza Canelo le ha puesto un nombre literario: Oeste. No sé por qué; pero me parece que hay algo muy común en todo esto. Me pregunto por qué razón un escritor extremeño de treinta y pocos años que abre su libro con una instantánea («Quai Lices Berthelot») y que sigue con un apunte de cuaderno («Place de l'église»), que testimonia en forma de poemas su itinerancia, su conocimiento de un mundo del que aquí muestra una parte —Francia, la isla de Nápoles, la Verneda barcelonesa—, desemboca en el lugar de la escritura. Del mismo modo que una escritora de una generación más atrás toma en consideración toda su obra y llega al mismo oeste, al mismo lugar para nadie y para todos. Es para entusiasmarse. Porque la poesía de Álex Chico es otro testimonio de calidad de otro ser de palabra que cree en la palabra y que hace suya una noción de lugar cada vez más rica en las poéticas contemporáneas. Escribir es defenderse del lugar que habitamos, escribió Álex Chico en la poética con la que se iniciaba la selección de sus poemas en la antología Matriz desposeída (2013). Viene bien ahora, en este hacer de la mentira una forma de verdad, que dice Álex Chico en su poema «Ficciones»; en esta manera también de mirarse a sí mismo —la dimensión de la frontera de «Por la Rambla de Prim»—; o de estar, como costumbre, siempre en otra parte, en el poema más largo y de mayor movimiento de un lugar a otro del libro, «La parada del autobús». De un lugar a otro, en la poesía, sin moverse de aquí. Es para celebrarlo. Y compartirlo.
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