Mañana, jueves 18, se presenta, a las 19:30 horas, en la Residencia de Estudiantes de Madrid, el séptimo volumen de la colección "Cuaderno adrede" de la Fundación Gerardo Diego: Para Elena Diego (Edición y coordinación de Francisco Javier Díez de Revenga. Santander, Fundación Gerardo Diego, Cuaderno adrede, 7, 2012). Lo recibí la pasada primavera como un secreto bien guardado gracias a la atención, como siempre, de Pureza Canelo, que intervendrá en el acto de la Resi, junto al alcalde de Santander Íñigo de la Serna Hernaiz, y José Luis Bernal Salgado, Juan Manuel Díaz de Guereñu y Francisco Javier Díez de Revenga, tres amigos que, con Pureza, serán autorizada representación de los quince colaboradores que rinden homenaje a Elena Diego, y que son, además de los citados: José María Barrera López, Irma Emiliozzi, Rafael Inglada, Jacques Issorel, Gabriele Morelli, Rosa Navarro Durán, Julio Neira, Manuel Ramírez, Manuel J. Ramos Ortega, Ramón Sánchez Ochoa y José Teruel. Todos, de un modo u otro, beneficiarios —en orden alfabético— de la generosidad y el rigor de Elena Diego en la preservación y gestión de la obra de su padre. En "Me asomé al archivo de Gerardo Diego", el último texto —por el orden alfabético— de José Teruel, podemos leer una especie de colofón confirmativo de la evidencia que da sentido a este homenaje: "No voy a narrar mi relación con los distintos legatarios de la literatura española contemporánea, pues no aportaría nada: hay de todo. Pero sí necesito contar que en mi trato con el legado y la obra de Gerardo Diego ha sido fundamental la eficiente mediación de su hija mayor Elena Diego Marín: licenciada en Filología Románica, catedrática de Enseñanza Media, traductora de Voltaire y una de las mujeres más finas y discretas que he conocido (los que conocemos a Elena Diego sabemos que delicadeza y discreción son la cabeza visible de una sarta de cualidades que la acompañan con suma naturalidad, tales como bondad, inteligencia y capacidad de juicio: de saber distinguir el oro del oropel, lo vivo de lo pintado)." Palabras que, sin duda, suscriben todos estos estudiosos e investigadores que tan bien conocen ese jardín abierto para muchos que es el patrimonio literario de la Fundación Gerardo Diego y que coinciden, desde tantos puntos —Sevilla, Barcelona, Bérgamo, Cáceres, San Sebastián, Murcia, Buenos Aires, Málaga, Madrid, Cádiz, Santander, Perpiñán o Valencia— en esa rosa de los vientos que es hoy Elena Diego, la que abrió —y no es casualidad— esta colección de cuadernos adrede con un título como La amistad en el Grupo del 27. Finalmente, no quiero dejar de reparar en algo de importancia, en la presencia de Pureza Canelo; tras Elena, el nombre más evocado en esta amistosa concurrencia.
Y mientras tus alumnos se manifiestan para luchar por sus derechos. ¿Te solidarizas con ellos o te da igual?
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