Mantengo con mi compadre Miguel Salazar una relación muy especial, una amistad de sangre, mayestática, en la que nuestra coetaneidad es una especie de blasón que repetimos: "Nos llevamos dos días". Así que llevamos cumpliendo años juntos a pesar de la distancia. Hoy me ha enviado dos regalos en forma de imágenes para el recuerdo. La cubierta del libro que le regalé cuando cumplimos los veinticinco años y que llevaba la dedicatoria "Para Miguel, en el primer cuarto de siglo compartido. Agosto, 14. 1987". Desde luego, tenemos a huevo la dedicatoria para este año. La otra imagen es la mitad de un billete de cien pesetas que dividimos un 2 de octubre de 1982. Nos emplazamos para juntar las dos mitades diez años después. Han pasado treinta ahora. Los regalos —felicitaciones y recuerdos— también llegan por vía telemática. Celebro ahora esta manera simbólica de fundirse. Se agradece.
Preciosa manera de celebrar la amistad y el paso de los años. Conocí a alguien que siempre repetía con su hija la misma fotografía el mismo día de cada año. Un saludo.
ResponderEliminarGracias por tus palabras.
ResponderEliminarDa como envidia. Mis amigos más antiguos llevan conmigo quince años o menos. Mi padre es mejor amigo de su mejor amigo desde los 13 y tienen ambos 66. Eso siempre me admira.
ResponderEliminarGracias, aprendiz de repostera; porque lo de reportera ya está convalidado. Dile a tu padre que ese sí que es un buen fondo de inversión a largo plazo. Besos.
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