viernes, junio 08, 2012

Antonio Gracia


Debo mucho a Antonio Gracia. La frase es más sencilla y menos solemne de lo que parece; y no solo porque no nos conozcamos personalmente. Debo mucho a Gracia porque son muchos los versos que me ha hecho llegar en los últimos tiempos en forma de bellos libros. Por mediación, en los principios, de Ángel L. Prieto de Paula. Debo mucho, pues, a muchos. Quiero decir que son muchos —tres ya serían muchos; pero son más— los escritores que me hacen llegar sus libros, que me honran con el envío de sus poemas, sus textos, sin pedir nada a cambio, solo que sea lector de lo que escriben. En esto, como en casi todo, la excelencia siempre es más discreta, y el descaro viene de los que menos valen. Me envió Antonio Gracia hace muchos meses un nuevo título, una antología poética titulada El mausoleo y los pájaros, publicada por Huerga y Fierro y prologada —también hecha— por el citado Ángel L. Prieto de Paula, una nueva antología después de Fragmentos de identidad, con poemas de 1968 a 1983, y de Fragmentos de inmensidad, para el período comprendido entre 1998 y 2004. Hablo de un autor, Antonio Gracia (Bigastro, Alicante, 1946), que cuenta con más de una docena de libros publicados desde 1975 (La estatura del ansia), la mayoría de los cuales he conocido gracias a recopilaciones como las mencionadas. Lo más reciente —y ya ha pasado tiempo— es La muerte universal (Cosmoagonías) (Madrid, Huerga y Fierro Editores, 2012), un libro de poemas diverso pero compacto en la firmeza de su pesimismo existencial. Sin concesiones en una parte, la segunda, de notable peso retórico y contundente expresión de un doloroso existir, del universo íntimo del hombre, "una errata en el libro del cosmos". Por eso esa sección segunda se titula "El microcosmos". Sucede a la primera, "El Universo", que parte de la conciencia sobre la insignificancia atomística del hombre que mira al "Laberinto estelar", primer poema, muy significativo. En fin, "toda existencia / es la semilla de su propia muerte / y toda muerte engendra nueva vida / carente de pasado y de futuro." Así es todo el libro. "La muerte es un cadáver que sueña en nuestro cuerpo / y emerge lentamente, / hasta tomar la forma de esta cripta / que hemos llamado vida.", se lee en el poema que da título a la obra, "La muerte universal". Para mí que pesa demasiado el contenido, la gana —o la desgana— de decir o exclamar que el hombre es mortal, que ha de morir, que nace para ello, que, sin embargo, no se deja vencer por el suicidio, que sobrevive, gracias a abalorios y argucias como el arte (los poemas, las sinfonías, las pinturas del poema "Autopsia")... Pesa demasiado tanto contenido contundente y se echa en falta más exploración poética. Sobre todo, en alguien con tanta capacidad como Gracia. Mientras la muerte llega.

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