martes, marzo 20, 2012

Plaza de la palabra

En una antología poética caben varios fines, casi todos honorables. Una antología puede servir para descubrir a un autor. ¿Quién en sus primeros pasos en el digno y sano vicio de la lectura no ha entrado en la obra de un poeta gracias a una selección de poemas bien escogidos? Una antología puede mostrarnos un poco de la inmensidad del poeta que luego se convertirá en uno de nuestros principales referentes. Otra utilidad de las selecciones es que se ponen a la mano del lector textos de difícil localización por su edición dispersa en sitios ya inencontrables. Y otro valor que puede sumarse a los citados es que la antología poética pierda su carácter de florilegio y se haga un libro con entidad propia. Pasa con esta que es Plaza de la palabra, publicada, con prólogo de Félix Grande, por la Editora Regional de Extremadura en 2011. Su logrado título es el de un poema de Cuaderno de Abul Qasim (2001), uno de los diez libros de Santos Domínguez representados en esta selección. Diez libros en uno, hecho también —eso creo, pues no hay atisbo de mano ajena— por su autor, que escoge tres poemas de Pórtico de la memoria (1994), otros tres de La orilla del invierno (1996), el mismo número que los recogidos de Cuaderno de Abul Qasim (2001), nueve de Las provincias del frío (2005), diez de En un bosque extranjero (2006), seis de Las sílabas del tiempo (2007), cinco de La flor de las cenizas (2008), ocho de Para explicar la nieve (2009), otros ocho de Nueve de lunas (2010), y nada y más y nada menos que veintiún poemas del libro Luna y ciencia nocturna (2010). Por ese desequilibrio que nadie podría atribuirse creo que el responsable de esta selección es Santos, que también se ocupa de añadir otra razón para leerle, su poética "Desde un bosque extranjero", iluminadora, efectiva, tan recomendable como este compendio de su poesía que para algunos, estoy seguro, puede llegar a ser el mejor libro de poemas de su autor. Por las virtudes de las antologías. Aunque solo sea porque termina con esa reivindicación de Hölderlin de que "lo que permanece lo fundan los poetas." Santos Domínguez ha sacado una buena representación de sus poemas a la plaza, al ágora pública en la que todos nos encontramos, en el lugar en que los lectores celebran reunirse. Y, en efecto, con Wallace Stevens, "la lengua es un ojo", que es uno de los fundamentos del pensamiento poético de Santos Domínguez. Libros así eximen de recomendar uno entre tantos. Plaza de la palabra.

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