© Fotografía de Amaya Aznar
Hoy ha muerto Nicanor Vélez (Medellín, Colombia, 1959). Era poeta; pero entregó todas sus horas, como un enamorado de la literatura y de la poesía, a la obra de otros, como ensayista y, sobre todo, como editor en Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores de las obras completas e incompletas de las grandes cumbres de la literatura del siglo XX: Octavio Paz, Federico García Lorca, José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma, la antología Las ínsulas extrañas, Juan Goytisolo, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Fernando Pessoa, Sophia de Mello Breyner...; pero también Rubén Darío o la antología de la lírica medieval Locus amoenus, en cuyas cuatro últimas páginas puede leerse un listado apabullante de títulos. Impresiona. En septiembre, escribí aquí sobre su libro La vida que respira (Pre-Textos, 2011). Nicanor me escribió el 7 de octubre agradeciendo mi nota y dándome noticias nada alarmantes sobre su tratamiento de radioterapia. Aproveché para felicitarle por la edición del Diario anónimo de Valente. Hace poco más de un mes recibí en mi blog —para la reseña del libro de Nicanor— un comentario anónimo; pero firmado con un "Gracias Nic" que decía "Nic respira y vive sin vivir, sin tacto y sin final que relatar al morir." Entendí que era de Nicanor, o de alguien allegado. Y escribí a un amigo común como Miguel Casado para saber. Me informó sobre una recaída inesperada y sobre la presentación de La vida que respira en Barcelona el jueves 24 de noviembre —cumpleaños de Javier Fernández de Molina—, sin Nicanor y con sus amigos. Hoy he recibido desde Barcelona —de Alfonso Alegre— un texto firmado por Aurelio Major, encabezado con los versos "El poema no dice: / crea el misterio con su trazo. / Nunca acaba su gesto: / empieza, siempre recomienza.", de su poema "La poesía", de La vida que respira. Aurelio comunica que Nicanor falleció esta madrugada y que su cuerpo será velado en el tanatorio de Les Corts en Barcelona, a partir de las 18:00 horas de hoy y que el funeral será mañana, 29 de diciembre, a las 16:00 horas.
Aquí estoy, releyendo textos que tenía pendientes entre esta vorágine de reina maga y de navidades y demás. Me enteré por los periódicos, claro. Ah, no: fue por Twitter. Y me acordé de cuando le entrevisté en la Escuela de Arte de Mérida, de lo amabilísimo que fue, de lo que hablamos de las obras completas de Rubén Darío y Borges, de su poesía propia... Y de que sí, de que la poesía se lee. Porque los best-sellers se compran para tenerlos ahí, pero quien compra un libro de versos, casi se los aprende.
ResponderEliminarQué penita.