© Fotografía de Israel Cuño Vaquero
Este viernes estuve en San Vicente de Alcántara, en el homenaje a Ángel Campos Pámpano que la gente de su pueblo, sus amigos de la Asociación Cultural "Vicente Rollano" con su querido José Juan Cuño, no han dejado de convocar desde aquel noviembre ingrato de 2008. La Ermita de Santa Ana, un espacio cultural admirable en el centro de la ciudad, se llenó y al fondo había gente de pie. Ángel sigue con esa capacidad de congregar a muchos. Hace dos años acudió Justo Vila para presentar allí el especial del número tres de la revista Alborayque dedicado a Ángel con colaboraciones de más de medio centenar de amigos. El año pasado estuvo Elías Moro. El acto del viernes fue emotivamente intenso. No estaba previsto que lo fuera hasta la lógica que impone el recuerdo del amigo. Sin embargo, allí acudieron las hijas de Ángel, Paula y Ángela, su hermano José, sus sobrinos, muchos paisanos, felizmente; y un compañero de Ángel durante varios años de docencia en Lisboa, Pedro Escobar, el coordinador de IU-Extremadura, que puso la emoción en alto cuando leyó una carta abierta al recordado amigo que le costó concluir. Me alegro mucho de haber vuelto nuevamente al pueblo, aunque ya sea la tercera vez que lo hago sin Ángel. Lo dije el viernes: sigo sintiendo su falta con una frecuencia grande.
Vaya, el traidor de Escobar arrimando el ascua a su sardina, y ensuciando el acto. No le perdonaremos los que le votamos pensando que votábamos por un gobierno de izquierdas.
ResponderEliminarVaya, qué rapidez. Qué tendrá que ver una cosa con la otra.
ResponderEliminarUn abrazo, Miguel Ángel.
ResponderEliminarPocos mejor que tú para hablar del amigo.
No me viste, pero estuve allí.
Un abrazo, Elías. Sí, sé que estuviste.
ResponderEliminarLección magistral la que nos distes Miguel Ángel sobre la vida y obra de nuestro imborrable amigo. Gracias otra vez desde San Vicente donde siempre tendréis los amigos de Ángel vuestra casa.Un abrazo
ResponderEliminarLa ausencia de Angelito es grande, como él. Me habría encantado, Miguel Ángel, haber estado en su pueblo contigo, Paula, Ángela, José y todos quienes lo recuerdan. ¡Qué contento se habría puesto con el Cervantes de Nicanor Parra!
ResponderEliminarUn abrazo, Luis