Los años y el empeño de un amigo editor artesano me han permitido revivir una lectura antigua, aunque ahora en su original francés. Una de aquellas lecturas de universitario en los últimos años de carrera en una colección de fuste por lo que supuso para la formación lectora de una generación; o varias ya. Fue la colección Visor de Poesía —Rimbaud, Perse, Blas de Otero...—, y el título es Las canciones de Bilitis, de Pierre Louÿs (1870-1925), que publicó Visor en traducción de Mariano Navarro, si no estoy equivocado, a principios de los ochenta. Yo creo que la leí por un ejemplar de mi hermano Josemari, como tantas otras cosas. Las ha reeditado ahora Javier Alcaíns en su sello Javier Martín Santos Editor. Pero no es cualquier cosa lo que ha hecho. (De verdad; no es lo mismo escribir aquí sobre el último libro de poemas leído, o sobre una novela o un brillante ensayo literario, que hacerlo sobre un libro-objeto como éste, sobre un prodigio editorial en su día y que ahora se recupera. No es lo mismo escribir sobre lo leído que intentar mostrar con palabras una perla.) Es una reproducción de la edición de Les chansons de Bilitis que se publicó en París (Collection Pierre Corrard) en 1922 con ilustraciones de George Barbier grabadas en madera por François-Louis Schmied, el impresor e ilustrador ginebrino que se ha reencarnado en Cáceres, gracias a este su ahijado Javier Alcaíns, ilustrador e impresor como Schmied, su valedor aquí. No sé. Todo lo que faltaba a la lectura de los sugestivos textos de Louÿs lo ofrece ahora esta edición ilustrada, pues tiene la virtud de amenizar la lectura con el don de otra belleza, la de esas muchachas de Amathonte que muestran sus formas delicadas, pubis angelicales insinuados tras cyclas transparentes, la de esas maneras de la sensualidad hecha color y que uno acaricia consciente al pasar una página o sostener una lámina. Otra forma de leer, sin duda.
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