jueves, julio 21, 2011

De biblioteca

El lunes estuve en la biblioteca  de la Real Academia Española leyendo algunos manuscritos de finales del siglo XVIII. Madrid, cómoda de vivir. Tanto —no creo que fuese sugestión por ser julio—, que llegué con mi coche en veinte minutos desde el Paseo de Extremadura hasta un aparcamiento muy cerca de la calle Felipe IV. Muchas plazas vacías, poco tráfico en la superficie, muy poca gente en aquel oasis del Madrid del Casón del Buen Retiro. Y un oasis la biblioteca, con el visible fondo Rodríguez-Moñino que yo tenía que consultar. Un placer. Rosa Arbolí, la directora de la Biblioteca, a quien saludé, no tuvo reparo alguno en indagar algo más sobre mis pesquisas y me procuró una separata rara que yo no habría podido consultar en otro sitio con tanta facilidad. Cerca de ella, otra bibliotecaria se preocupaba por las investigaciones de otro usuario, al que facilitaron tanto su tarea que no tuvo por menos éste que darse cuenta de que había estado haciendo el panoli hasta ese momento. Cosas que pasan. Unas buenas profesionales. Un lugar apacible.

1 comentario:

  1. Nota bene: lo de "visible" por el fondo Rodríguez-Moñino no tiene nada que ver con la fotografía de la Biblioteca de la RAE.

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