sábado, diciembre 11, 2010
Censura previa
Cuando mi madre está en casa, reviso todos los días el periódico de aquí antes de dárselo. Ella lee el HOY y su mayor atención la reserva para la página de las esquelas. Por eso las leo yo antes, por si hay algún nombre que reconozca. Por si acaso. No sería la primera vez. Prefiero evitarle sobresaltos sobre algo tan normal como morirse; aunque, a su edad, yo no sea nadie para darle lecciones. Llegará un día en que a mi madre le huela mal que el periódico no traiga nunca a nadie conocido que la haya palmado; pero ahí estaré yo para la mentira piadosa. Y ella para saber, como el personaje de aquella novela de Delibes —el de La hoja roja—, que tiene más amigas en el cementerio que fuera de él. Lo paradójico es que igual me sobrevive. Y tendrá que enterarse, porque a ella le gusta mucho guardar todos los periódicos en los que salen sus hijos.
¡Muchas felicidades, Miguel Ángel! por este texto tan cercano. Suerte que el sentido del humor, la sonrisa de la protagonista y su serena belleza, han suavizado tanta ternura: hay quien se emociona con mucha facilidad; ya lo sabes.
ResponderEliminar!Qué guapa verla así!
ResponderEliminarDisfrútala siempre.
Y es verdad, es imparable el tiempo, el nuestro sobre todo. Pero avanti, sempre avanti...
La de mentiras piadosas que ella te dirá para que tú no te sobresaltes ni preocupes. Buenas son las madres!
ResponderEliminarNo sé si esta entrada me gusta o me asusta ...
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