"Yo no pretendo ser un crítico, sino más bien un bibliógrafo, es decir, para el común de las gentes, el hombre que copia fielmente portadas de libros, señala los exactos milímetros del volumen, cuenta con minuciosidad folios o páginas y organiza catálogos de autores, series y bibliotecas. Tal vez, para desgracia de ese papel de bibliógrafo, tengo la debilidad de no considerar al libro sólo como unidad catalográfica, sino como expresión material de pensamiento y sensibilidad: quiero decir que los leo."
Antonio Rodríguez-Moñino, "Construcción crítica y realidad histórica en la poesía española de los siglos XVI y XVII" (1963)
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Muy hermoso, Miguel Ángel, con qué gusto lo he leído, o he aprendido con sencillez la dignidad de este esfuerzo. Me van a influir estas palabras a partir de este momento. Me han llegado con algo más que asombro. ¡Qué poder el de los hombres sabios sin hacer nunca ruido! ¡Y qué valor el de la tarea callada de su estudio! Para que la sigamos. (Y qué satisfacción si pudiéramos inculcarla en la eso, como antídoto a su fracaso)
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