Ayer disfruté con la lectura de estas dos deliciosas historias de costumbres de Honoré de Balzac que acaba de publicar la editorial Periférica. Mujeres lo bastante ricas reúne Estudio de mujer (1830) y Otro estudio de mujer (1842), dos de las scènes de la vie privée del gran escritor francés. Hacía tiempo que no me daba el placer de comprar por la mañana un libro y consumar el acto de su lectura a media tarde; en definitiva, de tener una experiencia tan gratamente completa, en la que, además de la lectura, cupo una deliciosa comida en buena compañía femenina bastante rica y los postres. Uno tiene su vie privée y su comedia humana. Y luego España le ganó a Grecia en el mundial de baloncesto. Todo a gusto.
El placer de ayer más breve fue el de este libro. Y es que resulta muy sugerente esta incitación a la lectura de la inmensidad de un Balzac con esta pildorita literaria. Me parece, además, que la traducción está muy bien, con soluciones como los calamorrazos contra el mármol para traducir lo que escribe el de Tours: "il faut se heurter bien durement la tête au dessus de marbre pour dissiper cette poèsie!". Ese dessus de marbre que aparece antes en una frase traducida por Wenceslao-Carlos Lozano como "Ni por asomo podía imaginarme que las mujeres eran como estufas con encimera de mármol". El traductor es también el autor de un prefacio, "Entre Sísifo y Prometeo", sobre Balzac, y un más breve postfacio sin título que tiene un tono tan introductivo y elemental que me parece que sobra. Bueno, quiero decir que, en su tono, no debería ir colocado al final. Pero tampoco al principio, porque desvela mucho. Así que quizá podría habérsele dado otra orientación. Una lectura muy gustosa.
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