©Laura Covarsí. Detalle de la fotografía que ilustró la cubierta del número extraordinario de la revista Espacio/Espaço Escrito en homenaje a Á.C.P. de noviembre de 2009
Por septiembre del año pasado di al traste con el propósito de mi amigo Álvaro Valverde de que expresásemos nuestra indignación por que no se concediese a título póstumo una de las Medallas de Extremadura a nuestro querido Ángel Campos Pámpano (1957-2008). Álvaro me propuso que firmásemos un texto para enviarlo a la prensa y pergeñamos unos primeros borradores del mismo. Sin medalla, iba a titularse, y en él recordábamos los méritos de Ángel y la falta de generosidad del Presidente de la Junta de Extremadura y de su Consejo de Gobierno, que son quienes proponen y deliberan, respectivamente, sobre el asunto. Sin embargo, y lamentablemente, convencí a Álvaro de que quizá fuese mejor no escribir nuestro enojo y dejar abierta la posibilidad de que el próximo año, o sea, éste de 2010, se le reconociese con esa distinción. Personas muy cercanas y conocedoras del paño me aconsejaron no hacer ruido y me aseguraron que el nombre de Ángel Campos Pámpano era ya firme para la convocatoria siguiente. Algo así como un número uno en lista de espera. Una pucha.Felicidades a los distinguidos este año, entre los que hay personas tan próximas como Joaquín González Manzanares, como Paco Valverde, tío de Álvaro, tan apreciadas como Víctor Guerrero o Ángeles Luaces... Y mi lamento —nuestro lamento, Álvaro— por la escasa sensibilidad de quienes representan a nuestra Extremadura por alguien que hizo tanto. Un error. La incultura.
Miguel Ángel, yo, la verdad, no le veo el aquél a que le den la Medalla a Ángel.
ResponderEliminarA título póstumo no hace falta nada, pienso yo. Qué más da que, una vez muerto, vengan loas y honores. Como los que ponen flores en el cementerio pero jamás regalaron un ramo en vida. Lo que hizo Ángel por Extremadura (y por Portugal y por...) lo hizo cuando vivía: durante muchos, muchos años. Una vez que ya no está, para qué: ¿para que el de Ángel sea otro galardón que llega tarde, mal y nunca, sin gratitud a tiempo, sin amor a tiempo? No, gracias.
Yo, desde luego, me indignaría si se la concedieran. Lo primero que pensaría sería: ¡¿Ahora?! También me pregunto: ¿para qué quiere Ángel una Medalla de Extremadura? Yo haría mejor una recopilación de sus libros (en plan Obras Completas, tapa dura, con prólogos y estudios de sus amigos, que le querían bien y les conocían bien (a él y a su obra), otra compilación(eso sería carísimo, me dijo Antonio Sáez) de las revistas, lecturas de sus poemas... O hasta discos.
Pero, ¿una Medalla de Extremadura que otorgan unos políticos que ni lo quisieron ni lo valoraron como para otorgársela en vida? ¿Un premio político, porque no deja de ser un premio político, en la peor acepción de la palabra? Y encima ¿dos o tres años o cuatro o cinco después de su muerte?
Qué asco, ¿no?
(Mira que está guapo y sereno en esa foto. Me he emocionado viéndola).
Precisamente, la pega que hay que poner a todo esto es que se trata de una medalla póstuma; lo cual es un lamentable punto de partida (qué paradoja). A partir de ahí, cabe la indignación. Pero estoy contigo en lo que dices.
ResponderEliminarPues eso: que un pueblo inculto tiene gobernantes incultos (y no me refiero al pueblo extremeño: esto se podría extrapolar a tantos y tantos lugares, de aquí y de fuera...) y qué vas a esperar.
ResponderEliminarDesgraciadamente, esa medalla siempre va a ser ya póstuma. Yo me quedo con los artículos, los poemas y la memoria. Como dijo Delibes cuando le dieron la de su tierra, genio y figura: "Demasiado metal para mí". Y se la dieron cuando estaba el pobre ya muy malito... No habían tenido tiempo antes...
Y yo me pregunto... por qué esperar a que la junta le de la medalla a Ángel? Por qué esperamos siempre de las instituciones, sabiendo como decís, que son unos patatín y unos patatán? Reconocimiento por parte de quién, de Vara??? O del político del pueblo de no sé dónde??
ResponderEliminarHacedlo vosotros, con todo el placer del mundo, con todo el cariño y poniendo en esa medalla lo que a ángel le hubiera gustado llevar. Si es que quería medallas, que no lo sé.
Yo como joven imprudente y presuntuoso, me pondré una hoy por si un día la junta se niega a colgarme nada.
f
Las medallas son chapas de hojalata. Yo preferiría que el próximo Instituto que se haga en Badajoz lleve el nombre de Ángel Campos Pámpano, que se haga en la misma frontera, que cuente con profesores de España y de Portugal, con un curriculum de Historia nuevo, sin ignorar al otro, con una geografía que permita a los ríos llegar hasta el mar, conociendo dos lenguas tan parecidas y tan ricas,..,
ResponderEliminarY que se explique a Tirso y a Gil Vicente, a Cervantes y a Camões, a Francisco Manoel de Melo y a Quevedo, a Eça de Queiróz y a Leopoldo Alas, a Pessoa y a Lorca, a Saramago y a Delibes, a Al Berto y ... al propio Ángel Campos.
Así haríamos que Ángel estuviera en la memoria de todos cada vez que cruzáramos la antigua Raya. Las medallas son para los héroes de guerra y la poesía está por encima de las condecoraciones
Han pasado, Miguel Ángel, unos días de tu comentario, que he leído a la vez que los de Álvaro y Elías en sus blogs. Es evidente que la figura de Ángel para los que disfrutamos de su amistad y literatura y a la vez de su capacidad poco común de generar tantas actividades, es la de alguien que se da en la vida pocas veces y sigue teniendo la fuerza de ciertas personas sencillamente admirables. Yo le comparo en nuestra tierra a Rozas. Y ambos no han sido sustituibles por nadie.
ResponderEliminarTal vez los políticos de hoy mismo -tan retóricos e incrédulos como los sacerdotes- les baste con reconocerse en el cargo el tiempo que aún les queda de poder alejados de toda conexión con el suelo y de las capacidades esperables, y sea imposible pedir peras al olmo. En uno de los homenajes siguientes a su fallecimiento alguien -posiblemente de procedencia oficial- que tomó la palabra en Badajoz alabó lo mucho que Ángel colaboró con los políticos. Luis Arroyo que me lo contó, decía "exactamente, fue al revés, fueron los políticos los que oyeron y apoyaron algunos de sus proyectos y no siempre".
Creo que el mejor homenaje es seguir leyéndole o poniendo su obra al alcance de quienes sólo de este modo podrán llegar a él. Al final, hemos tenido el privilegio de oírle y estar con él, tan imprescindible como el de su obra. La vida siempre es más inaprensible, pero, sin duda alguna, lo esencial, lo que nos hace no tenerle y lo que por fortuna nos permite todo, leer, escribir o estar aquí compartiendo todavía las luces o el relieve.
Hace poco he venido de pasar 10 días en Ericeira. Sentí el tirón de llevarme su obra, y allí, frente a un acantilado abrí el primer día al azar 'La vida de otro modo' y empecé a leer por esa página que era la primera de 'Siquiera este refugio'. Es posible que haya sido mi lectura adecuada de este libro, la que seguro que esperaba Ángel cuando hace ya tantos años, recién publicado el libro, me llamó una noche a las 12 para preguntarme mi opinión sobre él. Y ha sido frente a la inmensidad del Atlántico y oyendo a diario esa hermosa y afectiva lengua portuguesa, en que he podido entender en presente las razones sencillas de un recorrido y querencia como el suyo que ha dejado en nosotros el mejor homenaje. Ese sí que es permanente y posible. Ahora de nuevo en casa, parece que me han arrancado de un sueño, donde todo resultaba más fácil.
Yo creo que en España se premia a los más corruptos.
ResponderEliminarEstoy contigo, Miguel Ángel. Hubiera sido adecuado, incluso ejemplar, instructivo, la elección del nombre de Ángel para este reconocimiento. Como indicativo de ciertas derivas e incapacidades es el descarte o rechazo de su propuesta, porque -a la mucha distancia que vivo- deduzco que su nombre estaba sobre la mesa con claros argumentos y diversos y sólidos apoyos como los vuestros.
ResponderEliminar(Por otro lado, discrepo del anterior comentario y opinante. Singular que se llame (en mayúsculas) 'Iracundo'. Igual que no fumo hace siglos o reciclo sin esfuerzo, creo que hay que evitar otros 'desperdicios' como el de no calibrar la carga o la intención con la que usamos las palabras. No es el diccionario sino esta actitud la que al final dice todo. Hasta el punto que se puede desvirtuar el debate propuesto al principio, a raíz de la gran valía de la poesía y trayectoria cultural de Ángel Campos.
Hay quien se queja del mundo cuando no se soporta a sí mismo. Lo siento, pero exijo autoresponsabilidad y conciencia. Creerse crítico y soltar mierda no es lícito. Hace tiempo que cada uno tiene la urgencia de aportar positivamente algo. ¿Es poco? Para mí, y para el mundo que quiero vivir y compartir es necesario.)
El daño está hecho. Los homenajes a título póstumo son como una burla, como un alivio o una palmadita en la espalda para apaciguar las reclamas de algunos.
ResponderEliminarQué triste es que la Junta se haya dado cuenta tarde de la gran persona y poeta que era Ángel.
Un ex-alumno suyo indignado
Califíquelo como quiera, señor Lama, indignante, incultura...
ResponderEliminarEl Decreto sí lo permite, pero una vez transcurridos dos años desde el fallecimiento.
Sólo es eso.