miércoles, mayo 14, 2008

La 'Lingua' de Erasmo

Y van siete. Siete son ya las ediciones facsimilares que se han publicado de la llamada Biblioteca de Barcarrota, emparedada en una vivienda de esa población pacense y descubierta en 1992, si bien su hallazgo no se hizo público de manera notoria hasta diciembre de 1995.
Conviví con la sensibilidad y el mimo aplicados al proyecto por su impulsor, Fernando T. Pérez González, en aquel momento director de la Editora Regional de Extremadura. Y los revivo ahora en cómo sostiene su memoria a través de esta tarea editorial su actual responsable, Álvaro Valverde. El proyecto es encomiable, y en algo menos de doce años —en julio de 1996 apareció el primer facsímil, el del Lazarillo— se ha publicado más de la mitad de la Biblioteca. Sólo quedan el otro tratado de quiromancia (1543), el librito de exorcismos (1540), las Precationes (1538) y una interesante antología y crónica de la polémica literaria entre los poetas franceses Marot, Sagon y La Hueterie (1539). Se hace claro ya lo que Francisco Rico calificó como “un designio básicamente documental”, por el que se difundían no tanto los textos sino los testimonios, es decir los ejemplares que conformaron ese singular tesoro de Barcarrota.
Esta edición de la Lingua de Erasmo lo prueba. No se trata de una edición más de la obra del de Rotterdam, sino del ejemplar que emparejó este tratado sobre el uso —el no uso y el mal uso— de la lengua —no es una gramática ni un ensayo lingüístico— publicado por primera vez en 1525, con un breve texto de los Moralia de Plutarco que Erasmo tradujo con el título de De vitiosa verecundia, es decir, Sobre la mala vergüenza, de 1526. El ejemplar de Barcarrota hermana dos impresos vinculados por el ‘autor’ —Erasmo—, el impresor —Sebastián Grifio— y el año —1538—.
Los profesores de Filología Latina de la Universidad de Extremadura César Chaparro Gómez, Luis Merino Jerez y Manuel Mañas Núñez se han encargado de la introducción, de la traducción y de la redacción de las notas de esta brillante edición. César Chaparro ha escrito la introducción general y ha traducido y anotado Sobre la mala vergüenza. Manuel Mañas y Luis Merino se han encargado de la traducción y de las notas de La Lengua de Erasmo.

“Y es que no sólo mienten de palabra, teniendo siempre en la boca términos como religión, Iglesia y Cristo, fe y evangelio, sino que también mienten al mundo con las fingidas caras que ponen, con sus prodigiosos vestidos, con los alimentos que toman, con los títulos que ostentan y con las ceremonias que celebran, no sin grave ruina para la religión que hipócritamente profesan”. [La Lengua, ed. cit., p. 222]

1 comentario:

  1. Le tengo ganas, yo, a La Lingua de Rotterdam.
    Viví en una ciudad en la que me mandaban cada libro que publicaban (me ocupaba de Cultura igual: y siempre la escribo con mayúscula, porque se lo merece la pobre, arrinconada en las últimas páginas de los periódicos y en las últimas noticias de los informativos). Éste es el apunte caradura y egoísta del día: ahora me conformo con que me envíen las cartas a mi nombre.

    He releído el párrafo tres veces. El de la cita, digo. Qué bien escribía este hombre (y, por supuesto, sólo he leído una obra suya: la de siempre).

    Tendré que buscarlo en las librerías... donde espero que esté, por cierto, entre tanta novela histórica y tanta bazofia como se publica. Éste es el apunte desganado y descorazonado del día.

    A Manuel Mañas lo conozco. No le perdonaré que me comparara a Harry Potter con El señor de los anillos ni que hiciera una buena crítica de Lisístrata y una mala de Los Persas, pero no se puede ser perfecto.

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