Como sigo creyendo que no es lo mismo escuchar el piano de Chick Corea en el Carnegie Hall de Nueva York que en la Parroquia de San Carlos Borromeo del madrileño barrio de Entrevías, ayer sentí distinto algo tan sencillo como asistir al cine para ver unos cortos.
La noche estaba, por la legítima lluvia, como para no moverse de casa; y Carmen y yo fuimos a la Filmoteca a ver siete piezas diversas. Supongo que un criterio principal para componer las sesiones es el metraje y que el conjunto no se vaya más allá de los noventa minutos. Y, si se puede, que haya algo de animación —desde el dibujo plano o desde el objeto—, algo propio, algo de fuera, algo documental, algo humorístico... Anoche hubo de todo. Vimos siete piezas. Sólo una me satisfizo como para mencionarla aquí: De las relaciones, de Jorge Acebo. Sólo una; pero, ayer, eso era lo de menos. O eso creo yo.
Ayer mismo, Enric González escribía en El País que estaba en contra de la cultura ONG, y decía: “No creo en el asistencialismo emotivo, ni en el humanitarismo con acné, ni en la independencia de quienes reciben dinero del Estado.” Tiene razón; pero no la razón... Y... vamos a ver, es que no puede uno leer tranquilamente la novela que tiene entre manos sin turbulencias. Tiene que quedarse ahora con la mirada perdida, dando vueltas a la idea de si tiene sentido tanta solidaridad sostenida por los que más tienen. No sé. Y aquí, en Cáceres, con un Festival Solidario de Cine... Me imagino qué sería de este Festival de Cine Posible si el adjetivo del otro festival, el mayor, el más conocido, cambiase de sitio, y en vez de Festival Solidario de Cine Español se llamase Festival de Cine Español Solidario. Qué cosas. ¿Entonces?
Y nosotros, que habíamos ido a ver unos cortos... Qué complicado. Está muy bien.
CINE POSIBLE se celebra en seis ciudades extremeñas, Almendralejo, Badajoz, Cáceres, Mérida, Navalmoral de la Mata y Plasencia. Entre el pasado 7 de abril y el próximo domingo 13.
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