sábado, diciembre 29, 2007

Nieblas

Debe de ser una sensación propia de montañeros, y que algunos sólo experimentamos cuando viajamos en avión y contemplamos un mar de nubes. Hoy caía sobre la ciudad una espesa pero inconstante niebla entre calle y calle; y al subir a la Montaña la hemos rebasado —frío en el rostro, húmeda la ropa— y hemos observado desde arriba, luminoso el cielo, la ciudad cubierta. Una ciudad cualquiera, bella por lo inusitado de su imagen desde lo alto y por la imposibilidad de identificarla. Una mañana fría, especial. A ninguno de los dos nos gusta la niebla; pero así sí, vista desde arriba, una vez aclarado todo y con ganas de llegar, de estar en la altura desde la que se divisa todo más claro.

P. S. Todos los días se muestra En un bosque extranjero, y casi todos los días leo lo que escribe sobre lo que escriben otros. Sin embargo, nos vemos poco. Hoy, Santos Domínguez ha aparecido entre la niebla. Él bajaba ya mientras nosotros subíamos con nuestro afán. Grato encuentro. Feliz Año Nuevo.

3 comentarios:

  1. ¿No te gusta la niebla? Qué curioso. Es peligrosa, cierto, pero de los fenómenos atmosféricos es el que más me gusta a mí. Hace niebla y yo soy feliz.

    ResponderEliminar
  2. Será que a mí el Londres neblinoso me ha gustado siempre, pero me ha encantado ver Cáceres sumergido en niebla estos días.

    Que pases una feliz entrada de año.

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Fernando, igualmente. Feliz año nuevo. Feliz año nuevo a todos.

    ResponderEliminar