Si fuese verdad, todo sería maravilloso. Pero, lamentablemente, ni siquiera nuestros gobernantes, los responsables de la Educación en España, se lo creen, o, por mejor decir, creen en ello. La Celestina se ha convertido en un dato, en un item más de los contenidos de un currículo. Yo les invito —a los legisladores, a esos diseñadores del futuro en los despachos—, a que se pasen una mañana por un aula de Bachillerato y que comprueben cómo una profesora lee fragmentos de La Celestina y transmite su pasión.
Pero, bueno, hoy quiero incitar a la lectura de aquella obra de Fernando de Rojas —y del "antiguo autor"— publicada en 1499. También a los que están en los despachos, sí. Y ya que los chavales de dieciséis la leen por miles según el Ministerio y no sé si las Consejerías, animar al común a la lectura de un clásico. Y pedir que no se desanimen por el lenguaje —al contrario; pues no en todas las épocas se ha escrito igual; pero sí que en todas las épocas ha habido obras literarias bien escritas, sublimes— y también les pido que no se escandalicen por su modernidad. Sorprende que en un país en que hay quien objeta por una asignatura tan inocua como Educación para la Ciudadanía, no haya nadie que proteste por que a sus hijos les hagan leer obras tan complejas, escépticas, desgarradoras e influyentes como La Celestina.
En este espacio, poco puedo desarrollar sobre los contenidos de esta obra que tiene lados excepcionales, desde el diálogo entre Sempronio y Calisto en el primer auto hasta el planto o lamento final de Pleberio, que es impresionante. Lo único que puedo hacer es animar a que se lea, por cualquier edición. Porque, como pasa con los clásicos, aquí, como en botica, hay de todo. Hay ediciones como la doctísima de la Biblioteca Clásica que publicó Editorial Crítica, en la que uno puede encontrar una información apabullante, hasta otras más escolares, como la que la editorial McGraw Hill regala junto al libro de texto de lengua y literatura para Bachillerato, o una, más antigua, de Edel Vives, con actividades como la que propone que el lector imagine que es Fernando de Rojas y que encuentra escrito el primer auto, y que ensaye una continuación distinta. No pediré tanto, sí que se lea, y, desde luego, por una edición anotada, que oriente en la lectura. Será un placer, de verdad
Del martes 11 de diciembre
Hombre... Lo de "Olga, buenas tardes" te lo podías haber ahorrado... :P
ResponderEliminarSanta, que no sana, envidia me da a mí de su hija, profesor Lama. Aún recuerdo la primera vez que leí La Celestina en mis años de bachiller, el extinto, el unificado y polivalente... y a Pilar enseñándonos a perdernos en el texto y a encontrarnos en el argumento, a amistarnos con la vieja lengua y recitar en voz alta versos viejos... Dios, cómo lo disfruté... Ha habido después otras relecturas, más de una, pero nunca fue lo mismo... será cosa de los virgos. Saludos.
ResponderEliminarAquí viene otro a recordar también su lectura de la Celestina, en 2º de BUP, con Javier Pérez Walias al mando de la clase y uno que aquí suscribe en última fila disfrutándolo mucho. Así como luego en tercero acabé cogiéndole manía al Quijote. Cosas que pasan...
ResponderEliminarYo debí haber leído también La Celestina en 2º de BUP... pero preferí copiar la ficha de la obra de un compañero repetidor y aprobar la asignatura con un 5 raspado... (cosas de la edad).
ResponderEliminarIgualmente, dejé de leerme "El buscón", Tres de "Las novelas ejemplares", Tres de "Las leyendas" de Becquer y algunos libros más que ya he olvidado...
Con el tiempo, he leído casi todos estos libros por voluntad y deleite propio. Y creo que tiene más mérito y aprovechamiento si cabe. Quizá por eso las palabras "Lectura" y "obligada" casan tan mal...
Quizá el éxito o fracaso a la hora de despertar el interés por la lectura de los clásicos orientadas a gente de esa edad (que ya tienen bastante con el internet, la videoconsola y la televisión) esté más en mano del profesor que del propio libro... (No sé... sólo es una opinión).
Saludos, Miguel Ángel.
JM
A veces, también me hago la misma pregunta: ¿por qué no comienzan los telediarios con noticias como ésta? Se mire por donde se mire, es un auténtico milagro que miles de alumnos lean La Celestina o se sigan riendo con Lázaro de Tormes.
ResponderEliminarA algunos, además, nos pagan por "obligar" a leer libros como estos.
En situaciones como éstas, a veces, sólo por un segundo, parece que el mundo está bien hecho. Digo parece, tampoco me gusta exagerar.
Pero, hombre, Miguel Ángel, no des ideas a los carcas; que ya hay bastante, y sobra, con lo de "Educación para la ciudadanía".
ResponderEliminarUn abrazo
Los clasicos son clasicos por algo.
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