—Pero ¿por qué sí?
—Pues porque sí.
Me ha parecido delicioso este montaje del Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín dirigido por Jaume Villanueva también. La conjunción de las marionetas y de las actrices, la excelente interpretación de Montse Morillo (Belisa) y el concepto de la obra por parte de su director, dando el protagonismo a las mujeres —las mujeres de Lorca—, a Belisa y a Marcolfa (Maite Brik), que asume y subsume el papel de Perlimplín. Aleluya erótica, poesía escénica. Una sutileza. Un recital de matices al que es muy difícil sacar todo el partido con una única función. O, quién sabe, quizá bastase con que, tras los saludos del elenco, el director explicase cuatro claves de lo visto. Sólo media horita.
Aparte de lo mucho que queda por hacer, creo que una de las más rotundas confirmaciones del apoyo de las instituciones públicas al proyecto de “Cáceres 2016” sería doblar, o triplicar, el presupuesto de determinadas infraestructuras culturales que durante años han demostrado calidad, solvencia, eficacia. Así, el Gran Teatro. Después de la función del sábado, con los silencios de la escena y el crujir de las vetustas e incómodas butacas del patio, he sentido envidia con lo leído en Hoy sobre el estreno del Teatro López de Ayala de Badajoz en el concierto de Maria João Pires.
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