El sábado por la noche fue la conversación, en casa de unos amigos, donde cenamos. Agradable reencuentro con Pepe Cabañas, médico, con quien siempre puedo hablar en cualquier contexto, a cualquier hora, de algo de literatura. Lo hace con pasión, con la misma con la que lee y se enamora de lo que lee. Puede llegar un día diciéndome sin ningún pudor que ha descubierto a Unamuno, o a María Zambrano; que ha leído todo, todo, lo que escribió Aníbal Núñez, o que está encantado con Li Po, y que qué bien escribía Azorín. Para agradecerle las atenciones con mi madre cuando necesitó rehabilitación en su brazo izquierdo le regalé la antología del haiku japonés Nieve, luna, flores, de José María Bermejo (Calima Editores, 1997).
Es muy recomendable hablar con alguien como Pepe. Me incita a volver sobre algo ya conocido, o a zambullirme con parecida pulsión sobre autores que elogia sin ambages. O a ilustrarme sobre lo mucho que no he leído. Ayer fue la poesía china y Marcela de Juan. Alianza Editorial ha publicado modernamente la Segunda antología de la poesía china (*), la de Revista de Occidente de 1962, que debe de ser la que está leyendo Pepe, con las traducciones de esta mujer que nació en La Habana en 1905, hija de un mandarín chino, Hwang, de ahí su nombre, Ma Ce Hwang, castellanizado en Marcela de Juan. Hace años, en Bilbao, compré los Cien poemas de Li Po, la edición de Icaria. Muchos años antes, y muchos, ya Marcela de Juan publicaba en 1948 su Breve antología de la poesía china, en la editorial de Ortega, y luego la Segunda, y luego, ya en Alianza Editorial, también Ortega, la Poesía china del siglo XXII a. C. Qué mundo.
(*) Hay reseña de Santos Domínguez en Encuentros de lecturas y lectores; y otra, de hace dos meses justos, de Alejandro Luque en el blog de Banda Aparte: La tormenta en un vaso.
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