domingo, julio 01, 2007
Un cuento de invierno
En provincias el plural de ‘función’ es poco usado. Sólo cuando nos llega un espectáculo con un supuesto tirón —más por el vocerío de la fama que por la calidad—, y cuando el Festival de Teatro Clásico, llegamos a las dos representaciones del mismo montaje. Así que ver una buena obra dos días seguidos es un placer raro, por escaso.
Para mí ha sido —viernes y sábado— con el sespiriano Un cuento de invierno de Magüi Mira, sobre la formidable versión de José Sanchis Sinisterra. (Me gustaría mucho conseguir el texto de esta versión para aprender cómo se recrea o se ejecuta una partitura como la obra del inglés. Se ha aprendido, en parte, en TextoEscena, en las sesiones que ha llevado alguien de tanta solvencia como Gonzalo Pontón Gijón). Lo visto dos veces, dos veces magistral.
Y el maravilloso privilegio de ver en Cáceres a un actor como Will Keen, que, con 37 años, ha trabajado con la Royal Shakespeare Company y con Globe Theatre, y ha actuado en los más prestigiosos escenarios españoles, desde el Español hasta el Festival de Almagro... Es un acontecimiento tener el placer de ver interpretar a un actor así, de una escuela distinta a la que forma a los que por aquí pasan. Impresiona.
Sin los elementos escénicos de sus funciones en un teatro como el Albéniz de Madrid, donde estrenaron, lo visto dos veces en Cáceres es de lo mejor que se ha contemplado en el espacio que dispone la Plaza de las Veletas de nuestra ciudad monumental. Tampoco será lo mismo en Almagro, cuando acudan dentro de pocos días para hacer cinco representaciones, del 5 al 9 de julio. El aire libre cacereño podrá imponer renuncias de determinados recursos de escenografía, pero también es verdad que, no para el espectador de aquí, sino para los propios responsables de la compañía, esto debería ser una lección que pone de manifiesto el peso de la interpretación. En este caso, inconmensurable. Lucía Jiménez convence en sus dos papeles, sus dos tiempos, como el tiempo de Carolina Lapausa, que asume los de Mamilio y del Tiempo coral. Jordi Brunet como Antígono y Florisel, también en sus dos tiempos. Y todos los demás, las damas —la gorda, la vieja, la flaca— y en el otro tiempo el hijo bobo del pastor, éste, y Autólico, el "traficante de sábanas".
Los dos tiempos. El viernes, una noche apacible. El sábado, un frío casi de cuento de invierno.
El viernes 6 de julio tuve la suerte de ser deleitado por esta expléndida obra en el Teatro Municipal de Almagro. No soy más que un mero espectador; no conozco actores, no entiendo de arte dramático y mucho menos de teatro clásico. Mi currúculum como espectador en artes escénicas se resume a la asistencia de 5 o 6 sesiones... no más. Pero desde mi más modesta opinión y siempre manteniéndome al margen de todo comentario experto aludido a este arte (por carecer de dicho conomiento) creo que la obra fue excepcional. Estoy convencido de que ha sido lo mejor que he visto en mi reducido historial como espectador escénico, y es que la calidad interpretativa de todos y cada uno de los actores "se sale". Will Keen (desconocido hasta el momento por mí, por supuesto) roza la perfección, siempre sin menospreciar al resto de actores que desde mi punto de vista tienen una calidad interpretativa insuperable.
ResponderEliminarEse viernes ni siquiera recordaba que mi novia había conseguido entradas para ver la obra, y asistí a ella desganado, cansado por el duro día laboral y sin saber siquiera cómo se llamaba la obra ni quien actuaba... ¡menuda sorpresa me esperaba! Asistir fue una de las mejores decisiones que he tomado y el precio que pagué por la entrada, una de las mejores inversiones de mi vida. Y no solo porque durante más de 2 horas disfruté como no lo había hecho desde hacía tiempo, sino porque aún a día de hoy sigo disfrutando de la obra en mi memoria... La única pena que tengo, es no haberla visto otra vez... ahora ya es tarde.
"Un Cuento de Invierno" ha supuesto un cambio radical en mi mentalidad referente al teatro clásico. Tal vez no sea espectacular para la mayoría de afortunados que la hayan visto, pero a mí me ha enamorado.
Ojalá pronto vuelva a ver en escena a uno o varios de tan expléndidos actores: Carolina Lapausa, Lucía Jiménez, Jordi Brunet... y el resto de actores se han convertido en mis héroes y en las personas más famosas que existen hoy por hoy en mi interior.
Agradezco enormemente a Magüi Mira la genial idea que tuvo de dirigir la obra y a Will Keen el haber conseguido enamorarme de esa manera... creo que me estoy convirtiendo en un ferviente seguidor suyo. Y a todos en general por haber hecho que el teatro clásico empiece a formar parte muy activa en mi vida.
Como es natural, comparto su opinión, Anónimo, sobre este montaje espléndido.
ResponderEliminarYo también la vi en Almagro y me gustó bastante. Will Keen es un portento en estado puro, un actor que da mucho juego y que tiene un control absoluto sobre su voz, algo bastante extraño en el actual mundo teatral. Pero no comparto tu opinión con respecto a la bondad actoral de todos los profesionales: Lucía Jiménez no está a la altura de las circunstancias; le falta fuerza, garra, expresividad... En la primera parte de la obra, cuando interpreta a Hermione, peca de excesivamente blanda y la escena del juicio sumarísimo al que la somete su esposo, no termina de resultar creíble.
ResponderEliminarCabe la posibilidad de que ese apocamiento se deba a exigencias de la directora o a que la versión de Sanchis Sinesterra no contenga todos los diálogos originales, pero dudo mucho de que ése sea el verdadero problema, ya que no sólo es endeble la interpretación de Lucía Jiménez, sino que Jaime Linares, como amigo íntimo que es del celoso y déspota rey, actúa como si con él no fuera la historia, como viendo el personaje desde fuera.
La obra merece la pena por Carolina Lapausa -hacía muchísimo tiempo que no veía darle una forma tan magnífica a la sensibilidad y dulzura de un niño, sin caer en el almíbar interpretativo-, por Will Keen y por Balbino Lacosta, que demuestra, una vez más, lo versátil que puede llegar a ser sobre el escenario.
En cuanto al montaje, lo único que resaltaría es cómo de atropellado llega el final, siendo como es que en la obra, Shakespeare le da bastante más relevancia.
Un dato curioso: la obra estaba programada para el Festival de Teatro Clásico de Olite -creo que para la úlitima semana de julio- y se cayó del cartel porque uno de los dos protagonistas renunció. No he encontrado datos sobre quién de los dos ha sido, pero Will Keen tenía que haber impartido un curso de interpretación en la Sala Cuarta Pared de Madrid justo después de acabar en Almagro y se suprimió. Una verdadera lástima, :-((
Saludos